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La poesía amenaza al fundamentalismo

Ana Tristán y Sergio Escribano

Sevilla —

“El amor se corrompe en forma de odio, y la libertad con pretensiones de seguridad. Pero lo único que nos otorga algo parecido a cierta seguridad es poder ser libres. Debemos serlo para cumplir con lo que cada cual considere su deber, y su placer”

Antonio Escohotado

“¿Puede una mujer gobernar a los musulmanes?”

Fátima Mernissi

Según los titulares y las pitonisas mediáticas, tiempos convulsos (nos) acechan, o al menos tiempos diferentes. Entre tipos con antena integrada en la cabeza y coches que se conducen solos se expande el terrorismo yihadista desde el norte de África y Oriente Próximo, tan alejado de nosotros, tan árabe y musulmán.

La imagen del islamismo con AK47, barba y chilaba siempre ha vendido. Una imagen del mundo musulmán fundamelista, violenta, cerrada e intolerante.

Hoy voy a contar otras historias.

Empiezo por la del poeta palestino Ashraf Fayadh, condenado a muerte en Arabia Saudí por hacer temblar el reino de Dios con un poema. Se le acusa de apostasía por publicar un poemario que “invita al ateísmo” e insulta a Dios y al Profeta. ¿No has oído hablar de ello en titulares de 5 segundos repetidos machaconamente en todos los programas de televisión? El tipo es un palestino de los que no se inmolan en las Embajadas, ni lleva look hipster yihadista. Y encima poeta. Hay una cadena de personas que se han unido a través de Youtube para recitar los poemas Favadh para darle apoyo, pero obviamente no es suficiente.

Foto: Amnistía Internacional./Particular

En Arabia Saudí más de 100 condenas a muerte fueron consumadas en el año 2015. Este 2016 ha empezado con 47 reos ejecutados el 2 de enero , motivo (supuestamente) por el que los reyes de España han suspendido la visita que tenían fijada para febrero de este año con vistas a continuar las relaciones bilaterales que desde hace años mantienen ambas casas reales. Entre las que se incluyen la adjudicación del contrato del AVE a la Meca o el Metro de Riad a empresas españolas y saudíes. Además, a título amarillista, Felipe González acaba de vender su mansión de Tánger a la familia real saudí.

Diferentes organismos internacionales como Amnistía Internacional o ESOHR (European Saudi organisation for Human Rights) llevan años denunciando a la monarquía saudí, por la práctica sistemática de torturas, decapitaciones, condenas a latigazos. Llama la atención especialmente la condena a muerte a jóvenes que en el momento de su delito (participar en protestas sociales contra el régimen) eran menores de edad.

“Los habitantes de la Tierra se dividen en dos: los que tienen inteligencia pero no tienen religión. Y los que tienen religión pero no inteligencia.”

Esta es otra cita que le hubiera valido la condena a muerte a su autor, Abul Alá al Maari, filósofo racionalista y poeta árabe nacido en Maarat, Siria, en el año 973 de nuestra era. He elegido interesada y selectivamente a este autor y no a otro, porque quiero reflejar que ya en una época en la que el integrismo religioso campaba a sus anchas por el mundo, antes de la primera cruzada en 1095 había quienes como hoy, sacudían el orden impuesto con libertad de opinión en verso, con pensamiento, con poesía. Lo he elegido para mostrar interesadamente la convivencia de relatos en el tiempo y el espacio. Hoy, que recordamos que el régimen saudí condena a muerte Ashrad Fayadh por ejercer la libertad de expresión, recordamos también a este controvertido poeta que ya hace diez siglos se dedicó a atacar los dogmas de su tiempo, rechazando (desde su opinión personal) que el islam o cualquier religión tuviera el monopolio de la verdad.

“No supongas que las declaraciones de los profetas son verdad: todas son inventos. Los hombres vivían cómodamente hasta que llegaron los profetas y arruinaron la vida de todos. Los libros sagrados son solo un conjunto de cuentos inútiles.” (Abul Alá al Maari)

Numerosas voces críticas con el islam fundamentalista claman desde sus raíces musulmanas por una interpretación racional, abierta y tolerante de la religión y la política. De las formas de vida de los pueblos. Demasiadas voces son silenciadas, asesinadas y apartadas en las cunetas de la historia. Demasiadas vidas pisoteadas por el integrismo y omitidas por la ceguera de la incomprensión. Como la del cineasta Nail Jerfi, asesinado en Turquía en 2015 por sus videos denunciando las atrocidades del ISIS (me niego a llamar Estado Islámico a una banda de asesinos).

Voces como la de Mohamed Arkoun, argelino nacido en la región bereber de Kabilia fallecido en 2010, autor de numerosos libros como Crítica de la razón islámica (París, 1984) en el que podemos encontrar la siguiente cita:

“El Corán es un texto abierto que ninguna interpretación puede cerrar de manera definitiva y ortodoxa. Al contrario, las escuelas llamadas musulmanas son movimientos ideológicos que sostienen y legitiman la voluntad de poder de grupos sociales en competencia por la hegemonía”.

Hoy despierta cada edición de rotativos con un nuevo atentado yihadista. Siria, Turquía, Yemen, Gambia, Libia, Nigeria, Sudán y hasta Indonesia, Francia, Alemania, Turquía, Ucrania, Grecia, el mundo entero está asolado por la unilateralidad de un relato que crea realidad.

Fuente: Bienvenidos Refugiados España

Los medios hablan de los refugiados de Siria formalmente, entre la otredad que representan y el cinismo de la solidaridad burguesa, Unos refugiados que antes de sufrir los embates del yihadismo, sufrieron el terrorismo de Estado del presidente sirio Al Asad, cuyas víctimas se cuentan por millares y han sido denunciadas por las NNUU y por la Liga Árabe (liga de la que Siria fue expulsada en noviembre de 2012 como consecuencia de la escalada de represión). Violencia brutal que ha sido un rasgo distintivo del gobierno de Al Assad desde las primeras protestas contra su régimen entre julio de 2000 y febrero de 2001. El número de refugiados sirios en Jordania superaba ya en 2013 los 560.000. Los orígenes de estos lodos pueden darnos para una tesis doctoral.

El auge del yihadismo es innegable. Más de 3000 tunecinos se han desplazado a países como Siria e Irak para incorporarse a las filas de Al Nusra y Estado Islámico. De hecho, como comenta Álvarez Osorio en su blog: “Ansar al-Sharia, el principal grupo yihadista tunecino juró lealtad hace unas semanas a su líder Abu Bakr al-Bagdadi”. El número de yihadistas de nacionalidad española movilizados en Siria e Irak ha aumentado del 16% al 70% a partir de 2013, especialmente segundas generaciones de poblaciones musulmanas, y con foco en Ceuta y Melilla. Sigue siendo un porcentaje minoritario y nunca representativo de la población que en total no alcanza los 50.000 efectivos. Siguiendo con Álvarez Osorio: “No debemos olvidar que fue el presidente sirio quien dio la orden de liberar a centenares de yihadistas de las cárceles en los primeros compases de la revuelta (...). Entre los liberados estaban los actuales responsables del Frente Al Nusra (la rama siria de Al Qaeda) y Ahrar Al Sham (la principal milicia salafista)”.

Como también es innegable el auge del racismo y la xenofobia en Europa, una reacción al integrismo islámico que sin embargo, repite y refleja su peor cara y su esencia: la violencia, el miedo, la intolerancia, el ataque contra miembros de un grupo en nombre de una idea, de una sombra.

En este contexto, la posición de las fuerzas democráticas de Occidente es intervenir selectivamente y a bombardeo limpio en nombre de una paz demasiado sucia e imaginaria. Después de años y años de apoyo a las dictaduras norteafricanas, que sin embargo tardaron en reaccionar ante las masivas protestas sociales de Túnez o Egipto.

Hablamos también de la red de narcotráfico que reina como si de feudos se tratara en las banlieus de Marsella, París o Bruselas, de las sociedades paralelas que sostienen los jeques de Arabia en Egipto, de los caudillos armados del Rift y del desierto que hacen su cruzada yihadista individual con el pellejo de otros. Son muchas, muchas las historias.

Recupero un artículo aparecido en La Vanguardia en el que Gilles Olakounlé comenta que:

“Por un lado tienes una movilización excepcional y un gran número de jefes de estado yendo a París para protestar contra el terrorismo. Por otro ves que no ha habido ninguna marcha, ninguna reacción contra el horrendo crimen de Baga”.

Paradojas/ Fuente: Bienvenidos Refugiados España

Mientras tanto el colonialismo económico moderno continúa y muta. China se ha hecho con prácticamente la mitad de las exportaciones iraquíes de petróleo. El gigante asiático lleva años comprando tierras y materias primas de estos países en lo que Bello Crespo considera “el mayor cambio de propiedad de la tierra desde la época colonial”.

Mientras tanto y a la vez tan poco, en 2015 en Kenia distintas organizaciones de base y movimientos sociales vinculados al movimiento campesino internacional de La Vía Campesina continuaron el camino abierto por el foro de Soberanía Alimentaria celebrado en Mali a principios de 2015, y se manifestaron en defensa de “políticas públicas que protejan y fortalezcan los sistemas nacionales de abastecimiento de alimentospolíticas públicas que protejan y fortalezcan los sistemas nacionales de abastecimiento de alimentos”. Esta vez con motivo de la 10º Conferencia Ministerial de la OMC.

Por eso. Por la tierra. Por la gente. Y por las otras historias que esconde cada relato, reivindicamos la importancia de las redes locales de supervivencia en países que sufren déficit alimentario, mientras sus gobiernos cleptocráticos salen o salían en la revista Hola, o se codeaban en el Bernabéu y otros palcos con los amos del mercado, negociando y comerciando con las democracias Occidentales.

La otra cara de la realidad, la de la gente, la de la vida, asoma de vez en cuando por las rendijas de la prensa Internacional, desde la ventana de Internet llegan retales de la realidad vivida, la de la calle, la que encendió y propagó las huelgas y manifestaciones masivas que sacudieron Marruecos, Túnez, Egipto, Grecia, España, Portugal. En el cuerpo calcinado de Bouazizi que llamaron Primavera, y aún es de noche.

No es el fin de los metarrelatos que decía Lyotard, es su comercialización en nuestro rostro, la asunción de una cara, de un relato, como supuesto único destino manifiesto, destino interesado de la historia. Pluralidad desactivada por el tan funcional como supuesto “fin de las utopías”, “fin de la historia”. Equilibrismos del lenguaje, vueltas de tuerca del eterno retorno de lo mismo, que es siempre algo distinto y siempre está, dónde conviven cientos, miles de relatos, aunque sólo tengo dos ojos y media verdad a veces no veo cuántos colores forman el blanco, el negro, la realidad.

Y mientras todo esto va activando y agitando realidad el poeta Ashraf Fayadh es condenado a muerte por unos versos que hablan de creer aquí y ahora en un mundo mejor para todas las personas, un mundo más tolerante, en el país más fundamentalista del entorno árabe, la cuna del yihadismo moderno y en el que jamás se osará ni intervenir ni chistar.

Tal vez todo porque la clave para entender este nuevo devenir de la humanidad esté en la poesía. Pero sólo tal vez.

“Y es que en el mundo traidor

nada hay verdad ni mentira;

todo es según el color

del cristal con que se mira.“

Ramón Campoamor

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