La abolición de la pena de muerte

Aunque muchos países contemplan todavía el inaceptable derecho del Estado a aplicar la pena máxima, es cierto que bajo presiones sociales y políticas algunos la tienen suspendida de hecho. Más de 20.000 personas esperan su ejecución en el mundo. Unas 7000 en Pakistán, 3.300 en Estados Unidos y ni se sabe en China. AI señaló que al menos 1.591 fueron ejecutadas y 3.861 condenadas a muerte el año pasado. En realidad hubo más ejecuciones durante 2006. Según la misma organización, el 91% de las comprobadas correspondieron a China, pero otras fuentes elevaron esa cifra hasta 8.000. Detrás vienen Irán (177, con 4 menores incluidos), Pakistán (82), Irak y Sudán (65) y Estados Unidos (53).

Amnistía señaló además los métodos aplicados por los verdugos. Desde 2000 utilizaron la decapitación (Arabia Saudí e Irak), la electrocución (Estados Unidos), el ahorcamiento (Egipto, Irán, Japón, Jordania, Pakistán, Singapur?), la inyección letal, ahora muy discutida por la larga y dolorosa agonía que provoca (China, Estados Unidos, Filipinas, Guatemala y Tailandia), el fusilamiento (Bielorrusia, China, Somalia, Taiwan, Uzbekistán, Vietnam?) y la lapidación (Afganistán e Irán). ¿Y la guillotina? Seguramente la acompaña mala fama por razones políticas, aunque Joseph Ignace Guillotin, quien no fue su inventor aunque la perfeccionó, aseguraba que aquella parecía la forma menos dolorosa de morir ajusticiado. Vaya usted a saber si se la compara, digamos, con la inyección letal. Ejercicio inútil porque nadie regresa para contarlo. Tan estéril como debatir sobre si la inyección letal es un método “adecuado”. Lo inadecuado, cruel e inaceptable es la pena misma.

La Unión Europea (UE) emitió una declaración para solicitar la abolición de la pena capital, aunque no consiguió conmemorarla ya que Polonia apeló a su derecho de veto. ¿Motivos de tan feo gesto? El resto de la Unión rechazó la propuesta de Varsovia, destinada a añadir a la declaración un texto contra el aborto y la eutanasia. La Iglesia católica tendrá menos influencia que en el pasado, se supone, pero cuenta con agentes polacos en todas partes. Los gemelos de Varsovia no consiguieron evitar la creación de un Día Europeo contra la Pena de Muerte, que se hizo coincidir con el 10 de octubre, porque en el Consejo de Europa no funciona el derecho de veto. Afortunadamente. Por su parte, el Parlamento Europeo (PE) hizo un llamamiento formal a la abolición el día 10 de este mes.

La Asamblea General de la ONU ejerce más bien como foro de opinión. Las decisiones corresponden sólo a los privilegiados miembros del Consejo de Seguridad desde su fundación, un organismo anacrónico y antidemocrático. Vale. Pero a esa caracterización debe añadirse que la Asamblea dispone de cierta autoridad moral. Un debate abierto en la Asamblea General, con la suficiente cobertura informativa, ayudará a nuevos avances durante esta larga y penosa marcha por abolir una de las peores formas de salvajismo legal que sobrevive.

Rafael Morales