Carne o demonio

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Cuatro de las seis comunidades autónomas que consiguen más dinero de los fondos europeos están gobernadas por el PP pero aún así se quejan de que el Gobierno español hace un reparto partidista e injusto.

La Unión Europea ha hecho caso omiso a las quejas del PP contra el Gobierno de España pero así y todo estos patriotas de hojalata se siguen quejando a Bruselas. Van a Bélgica a hablar mal del gobierno de su país y luego se lamentan de que el ministro de Consumo llame al pan pan, al vino vino y a la carne carne. Mundo demonio y carne, los tres grandes enemigos del alma, según la antigua doctrina del catecismo. 

Para el Partido Popular, está muy mal que un ministro diga en Inglaterra que las macrogranjas no son el ejemplo a seguir “porque eso perjudica a España” pero en cambio le parece muy bien que Pablo Casado vaya cada dos por tres a Bruselas a poner a parir al Gobierno de España y de paso obstaculizar las ayudas europeas que tanto necesita nuestro país.

El PP podría decir que las surrealistas declaraciones de Pablo Casado las hace a título personal y no como presidente del partido y líder de la oposición. Es una estrategia que comparten varios totorotas del Gobierno de España cuando dijeron que las declaraciones de Garzón las hacía a título personal y no como ministro de Consumo.

Hay que ser muy tonto o muy cínico para creer que un periódico extranjero concierta una entrevista con un ministro español para que hable a título personal y nos cuente su vida privada. The Guardian decidió entrevistar al ministro de Consumo para hablar lógicamente de asuntos relacionados con su departamento pero algunos compañeros botarates de su mismo gobierno, empezando por su ministra portavoz, afirmaron con todo el morro que se trató de una entrevista personal y no política. Entonces cuando habla Pedro Sánchez también lo hará a título personal y no como presidente del Gobierno de España. Menudo mequetrefes.

Mundo, demonio y carne. Sangre, sudor y lágrimas. La carne de los obispos no es la de Garzón ni la que se vende en la carnicería de la esquina. La carne de los obispos es otra bien distinta. No hay más que ver los casos de pederastia protagonizados por miembros de la jerarquía eclesiástica.

El obispo de Tenerife vuelve a la carga después de que hace unos años afirmara que hay niñas que provocan a varones adultos para practicar sexo. Ahora ha declarado que los homosexuales cometen pecado mortal en sus prácticas si saben lo que hacen y lo hacen a conciencia. Incluso ha comparado la homosexualidad con el alcoholismo. “Hola, me llamo Cipriano y soy homosexual. Hola, Cipriano, bienvenido a la causa”. 

Este hombre se mete en unos berenjenales sin venir a cuento a la vez que se enemista con todos los homosexuales del mundo, incluidos los compañeros de su propia Iglesia. Mantener estos posicionamientos en pleno siglo XXI da repelús, además de mucha pena. El obispo ha pedido disculpas el mismo día en que se reúne con el Papa Francisco en el Vaticano. ¿Serán sinceras? 

Menos mal que no dijo que el demonio es Pedro Sánchez o el mismo Alberto Garzón. O los comunistas, que antes los pintaban de rojo con rabo y tridente. Libertad o comunismo. Ganadería o comunismo. Demonio o carne. Vuelta y vuelta o poco hecha. Todos iremos al infierno aunque todos sabemos que el infierno no existe. Hasta el Papa lo dice. 

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