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Comrade Kim Goes Flying

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Si les digo que les voy a hablar de una película que trata sobre una chica que quiere ser trapecista y acróbata, en un mundo como el actual, en el que el circo está en franca decadencia -salvo contadas ocasiones- me temo que no se sentirán muy atraído por el tema.

No obstante, si les digo que toda la historia, una suerte de cuento de hadas contemporáneo, se desarrolla en uno de los países más cerrados y autárquicos del planeta; es decir, en La República Popular Democrática de Corea (RPDC), territorio cerrado a cualquier influencia que no sea la que llega desde la, ya no tan hermética, república Popular China el escenario cambia radicalmente.

Pues sí. Por extraño que pueda parecer, la película Comrade Kim Goes Flying se desarrolla, íntegramente, en la República Popular Democrática de Corea, sobre todo en la ciudad de Pyongyang, capital del país y centro neurálgico de la actividad económica y social del estado norcoreano.

La película es una coproducción entre Corea del Norte, Bélgica y el Reino Unido, con tres directores de cada uno de los países integrantes y tres productores, igualmente, de cada uno de los países que han logrado que este proyecto vea la luz. En este punto es interesante recalcar que dos de los productores son mujeres, Anja Daelmans ?también directora- y Ryom Mi Hwa, hija de uno de los realizadores más importantes de la desconocida industria cinematográfica norcoreana, que debuta como productora después de trabajar en otras áreas de la industria.

Este punto es fundamental para entender cómo Comrade Kim Goes Flying logró pasar de ser una idea emborronada en una hoja de papel, tras una noche impregnada de buen whisky ?palabras textuales de la directora y productora Anja Daelmans durante la presentación de la película en el festival de cine de Espoo- a convertirse en un cuento de hadas protagonizado por una mujer, quien vive inmersa en un mundo donde los roles están dictaminados por el partido gobernante y no por el sexo.

Y es que la República Popular Democrática de Corea, fundada por Kim Il-sung, el eterno Gran Líder del país, está gobernada por la Asamblea Popular Suprema del Partido de los Trabajadores Coreanos, encargada de asignar las tareas que cada ciudadano del país deberá desarrollar a lo largo de su vida. Lo que pasa es que la camarada Kim Yong Mi, una disciplinada y entusiasta trabajadora, minera, como su padre, siempre ha tenido los pies un poco levantados del suelo. De niña, su madre le dijo que ella llegaría a volar y ese sueño, a pesar de trabajar enterrada en las entrañas de la tierra, siempre le ha acompañado, sobre todo tras la muerte de su madre.

Por ello, cuando le llega un cambio de destino, el cual le obliga a dejar su casa y mudarse hasta la capital, Pyongyang, la camarada Kim ve la oportunidad no sólo de cumplir con sus obligaciones, sino de apostar por su sueño más anhelado; es decir, convertirse en una trapecista y acróbata famosa.

Claro que los comienzos no son nada fáciles y menos cuando una chica del interior se aventura en la gran ciudad, donde todo está lejos y donde hay reglas para casi todo. Para colmo de males, su encuentro con Park Jang Phil, un arrogante pero excelente trapecista, convencido de la imposibilidad de ver a la camarada Kim como su nueva compañera de trapecio, a punto está de acabar con su sueño más deseado.

No obstante, y eso es lo bueno de los cuentos de hadas, los buenos siempre tienen una hada madrina, o un hado padrino, en este caso ?el jefe de la camarada Kim- dispuesto a demostrarle a su protegida que la esperanza es lo último que se debe perder, y menos en un país como la República Popular Democrática de Corea, donde, con trabajo duro y dedicación, se puede lograr cualquier cosa.

Una vez aceptado el reto de ser una trabajadora modelo y una alumna aplicada, la vida de la camarada Kim vivirá un desafío tras otro, antes de ver cumplido su sueño de la infancia.

Y hasta aquí les contaré de una película que, aun siguiendo los cauces normales de una historia de estas características, nos ofrece la posibilidad de ver, aunque solo sea a través del objetivo de la cámara de sus directores, la realidad de un país del que muy poco se sabe.

En cuanto al trabajo de los dos actores principales Han Jong Sim ?la camarada Kim- y Pak Chung Guk ?el engreído trapecista- destacar que ninguno de los dos son actores profesionales, sino acróbatas y trapecistas en aquel remoto país. Quizás por eso la película es doblemente refrescante, porque sus protagonistas, en cierta medida, hacen de ellos mismos, y eso que están al lado de algunos de los más reputados actores de Corea del Norte, tal y como nos confesó la directora belga Anja Daelemans durante la presentación en el Festival de Cine de Espoo.

La conclusión de todo esto es que, lo que no ha conseguido el mundo globalizado y comunicado ?conocer la realidad de la República Popular Democrática de Corea- sí lo ha logrado una pequeña película. Su nombre, Comrade Kim goes flying. Si tienen la oportunidad de verla en algún festival, tal y como tuve yo, no la dejen escapar. Y si no, esperen hasta el próximo año, pues será posible conseguirla en DVD.

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