DD.OO.

Con el tiempo, el tinglado, benéfico para el consumidor en el pasado, ha perdido prestigio. Hoy las DD.OO. se limitan casi garantizar (ya a veces hasta podría ponerse en duda) la procedencia de una materia prima o de un producto elaborado. Los Consejos Reguladores hacen la vista gorda con demasiada frecuencia, y la Administración concede con alegre irresponsabilidad todas las denominaciones de origen que se solicitan, con lo cual el método se ha invertido. Antes se amparaban en las DDOO los productos de una zona cuya calidad media estaba más que contrastada por la historia y la tradición. Hoy, sucede al revés: se concede una DDOO a un lugar donde se “piensa” producir o cultivar algo: vino, mermelada, papas, higos picos? De eso sabemos mucho en Canarias.

Sin embargo, en cuestiones de vino y en el Archipiélago, sí existen DDOO que acogen unas producciones de una calidad media incuestionable: La Palma, Lanzarote (la Geria es una joya) y las cinco que existen en Tenerife, aunque esta exageración en el número de regulaciones zonales, ha perjudicado al sector en esta Isla, más que beneficiarlo y, en demasiadas oportunidades, algunos de los consejos hayan pecado de falta de rigor en favor de la cantidad de caldo puesto en el mercado. Para el cliente, sobre todo el foráneo, esas DDOO tinerfeñas son desconocidas (Ycoden-Daute-Isora, Abona, Valle de Güímar?) lo que significa, junto a la atomización de marcas y bodegas, una barrera para la comercialización difícil de franquear. Ahora ?y es una buena noticia- el Cabildo, por unanimidad de los grupos políticos, aboga por reunificar todas esas denominaciones en una sola. La iniciativa chocará con intereses y protagonismos personales, pero seguro que saldrá adelanta y para bien del mundillo insular del vino. Y del negocio. Luego, habrá que hacer frente a otros problemas. Y sobre todo será preciso que el Consejo Regulador único sea estricto y fiable a la hora de cumplir su labor.

José H. Chela