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'Der Spiegel': 75 años por la libertad informativa

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Sagen, was ist, en castellano: “Decir lo que es”. O sea, poner la verdad informativa a disposición del público. Esta ha sido la filosofía periodistica de Rudolf Augstein, fundador de la revista de la Alemania federal Der Spiegel (El Espejo).

Y esa consigna ha acompañado la existencia de la revista semanal que en Alemania más escándalos políticos, financieros y de todo tipo ha investigado y expuesto a la luz pública.

Recordemos el final de la guerra mundial

La revista Der Spiegel no solo es una de las más viejas de la postguerra alemana, sino que nació antes que la propia República Federal.

La libertad de Prensa acabó cuando Hitler subió al Poder y su política informativa fue puro adoctrinamiento para tener un pueblo sumiso, obediente y dispuesto a la venganza por la derrota sufrida en la Primera Guerra Mundial.

La invasión alemana de Polonia fue el 1 de septiembre de 1939, pocos meses después de haber acabado la guerra civil española con el triunfo de Franco y las hordas nazifascistas que le apoyaron militar y monetariamente.

El Reino Unido y Francia declararon la guerra a Alemania, pensando a la antigua como si se tratara de simple repetición de la guerra de trincheras, esta declaración sobre el papel fue llamada la drôle de guerre o  “Guerra de broma”, pero el alto mando militar alemán inició una serie de maniobras espectaculares conocidas como “guerra relámpago” (Blitzkrieg) que derrotaron a Francia y pusieron en peligro al Imperio británico, cosa que no cambió hasta que en 1941 el III Reich puso en marcha una nueva ofensiva militar acorde con la ambición de Hitler y sus propósitos ya anunciados en su Mein Kampf de anexionar territorios soviéticos.

Durante toda la guerra la indoctrinación nazi estaba inspirada por la teoría de Goebbels de que una mentira repetida mil veces acabaría siendo tenido como verdad. Y esa teoría era precisamente todo lo contrario de la propuesta de Rudolf Augstein de decir siempre la verdad cueste lo que cueste.

Sólo tras la capitulación incondicional del régimen nazi el 8 de mayo de 1945 se abrió una nueva etapa para Alemania y para Europa. Unos meses antes en 1944 los primeros tanques que entraron en París para su liberación estaban tripulados por españoles y pertenecían a la 9º Compañía, conocida popularmente como La Nueve; de la 2º División Blindada, de la División Leclerc. Los soldados de La Nueve eran republicanos españoles.

Alemania quedó dividida en cuatro zonas de influencia: Estados Unidos, Francia y Reino Unido unificaron sus respectivas zonas en la República Federal Alemana y la URSS convirtió su zona en la República Democrática Alemana, hasta 1990 en que se produjo la reunificación.

La primera edición de Der Spiegel fue publicada el 4 de enero de 1947. Es decir, antes de haberse constituido la República Federal. Augstein fue editor y redactor jefe de la revista desde la primera publicación en enero de 1947 hasta su muerte, el 7 de noviembre de 2002.

Dos años después de aparecer el Spiegel se crea la RFA. El 12 de septiembre de1949, tras aprobarse en la zona occidental una nueva Constitución, se creó la República Federal de Alemania (RFA), que al cabo de pocos años recobraría parte de su soberanía, incluyendo la capacidad de mantener un ejército, y pasaría a integrarse, en occidente, como miembro de las Comunidades Europeas y de la OTAN. Por su parte, la República Democrática Alemana (constituida en 1949 como respuesta a la fundación de la RFA) entraría desde un primer momento a formar parte del Pacto de Varsovia y el bloque soviético.

En un clima de postguerra y de entrada en la llamada Guerra Fría no era fácil la tarea periodística.

'Spiegel-Affäre': ¿poder del Estado contra la libertad informativa?

Desde su primera aparición en 1947 han seguido alrededor de unos 3900 números del Spiegel. Cada uno habría de ser ein Unikat, escribió Rudolf Augstein, y eso “semana tras semana”. Pero tal deseo estuvo a punto de ser estrangulado en 1962.

La pelea entre Augstein y el ministro de Defensa, el conservador autoritario Franz Josef Straus de la Democracia Cristianana, siendo canciller Adenauer, produjo una crísis de gobierno. Y el “asunto-Spiegel” ha pasado a ser un piedra de toque y una marca en el camino de la libertad de prensa en Alemania.

En la noche del 26 de  Octubre de 1962 una numerosa tropa de policías uniformados y agentes secretos de paisano ocupan las sedes de la revista por orden de la fiscalía del Gobierno, tanto en Hamburgo como en Bonn (recuérdese que entonces la capital federal estaba en Bonn)

La revista había sacado a la luz pública una información secreta sobre una maniobra de la OTAN en momentos en que la escalada de la Guerra Fría había llegado a un altísimo punto. El artículo de Conrad Ahlers y Hans Schmelz denunciaba la estrategia perseguida por el Ministerio de Defensa de hacerse con armamento atómico. Y en caso de una respuesta soviética ante una amenaza atómica alemana no dejaría ninguna posibilidad de sobrevivir a Alemania. Los planes secretos del Gobierno Adenauer quedaban al descubierto.

El Spiegel-Affäre ha sido la agresión más grave a la Libertad de Prensa en la historia de la República Federal.

El Ministerio de Strauss declara que en el articulo citado hay más de 40 informaciones  secretas que demuestran que se trata de una “traición a la Patria”. Además se acusa al Spiegel de soborno, de haber comprado testimonios de oficiales del ejercito federal. Los redactores Claus Jacobi y Johannes K. Engel son detenidos en sus domicilios, registrados y sometidos a arresto domiciliario, recogiéndoseles todos los apuntes y notas escritas.

Conrad Ahlers es rastreado y detenido en España donde estaba de vacaciones. Mientras tanto, advertido de lo que está pasado por sus compañeros, Rudolf Augstein pasa a la clandestinidad como en los tiempos de la dictadura nazi. Sólo se presentará cuando haya arreglado lo esencial. Será detenido y encarcelado.

La redacción del Spiegel permanecerá cerrada. Todas las máquinas de escribir serán registradas y secuestradas, Sin la solidaridad de otras editoriales y periódicos sería el final, la muerte de la revista. 

El Ministro de Defensa Strauss combatía desde hacía tiempo lo que llamaba “el terrorismo periodístico” y quería ponerle punto final. El tiro acabaría saliéndole por la culata y costándole el puesto. Por su parte, Augstein consideraba al autoritario Strauss como un peligro público y había puesto al descubierto diversos caso de corrupción y otros escándalos ocurridos en Baviera (región donde ejercitaba Strauss un dominio casi absoluto).

Augstein le había acusado de soborno ya que el Ministro era beneficiario de las ganancias de la Compañía Fibag. Y Strauss le respondió en febrero del mismo 1962 llevándole a los tribunales por Calumnias. Pero el político perdió ese y otros procesos contra Augstein que podría seguir impunemente hablando de un “ministro de Defensa” con impregnado de “olor a corrupción”.

Strauss se veía como futuro Canciller con una República con armamento atómico y Augstein tenía como objetivo impedírselo por el bien de la Democracia. El Spiegel debería convertirse en “barricada de defensa” de la Democracia amenazada.

Europa alarmada

No había pasado mucho tiempo desde el final de la Guerra Mundial y en la mente de las generaciones que la habían vivido todavía existía el temor al rearme alemán. Eso explica que una ola de simpatía se levantase en las democracias europeas, no así en la España de Franco, así como también en la mayoría de los periódicos alemanes que prestaron ayuda poniendo a disposición de los represaliados tanto sus oficinas de redacción como sus imprentas. Se libraba una batalla que Strauss había desencadenado en su ceguera autoritaria.

La Fracción parlamentaria del SPD (socialdemocracia) presentó la demanda de un debate del 7 al 9 de noviembre de ese mismo 1962, reclamando explicaciones por el asunto. EL gobierno de Konrad Adenauer se plantó defendiendo a Strauss. El propio Adenauer (CDU) dijo en el Bundestag: “Tenemos un abismo de traición a la patria en nuestro país.” Y añadió lo que recogen las actas: “Digo esto porque cuando un periódico con una tirada de 500.000 ejemplares, sistemáticamente, con el objeto de ganar dinero se practica la traición a la patria...”.  El resto y final de la frase no se pudo recoger porque los gritos de protesta de la Oposición no dejaron oírlos.

Strauss (CSU) cobardemente desmintió su papel instigador en la serie de detenciones. Recordar la reciente actitud de Trump o Bolsonaro es inevitable. Según él, nada había tenido que ver con el asunto. Pero resultó que el Ministro de Justicia Wolfgang Stammberger (del liberal FDP) no había sido informado previamente. Strauss había mentido conscientemente puesto que él había ordenado a su Secretario de Estado no informar al Ministro de Justicia y asimismo había ordenado la detención en la España de Franco del redactor Conrad Ahlers.

En las calles y plazas de las principales ciudades los jovenes estudiantes se lanzaron a protestar contra las represiones exigiendo libertades.

Entonces incluso los ministros CDU/CSU vieron rota su confianza en el gobierno y pidieron la dimisión del Gobierno por completo. A Konrad Adenauer se le pusieron sus pocos pelos de punta ante la perspectiva de tener que formar un nuevo Gobierno. Pero cuando el mismísimo Strauss le acuso de complice y coautor  de la miseria originada por las acciones represivas, Adenauer le retiró su apoyo y le dejó con su trasero bávaro al aire.

El 30 de noviembre tuvo Strauss que hacer pública su dimisión. Pero 4 años más tarde, en el marco de una nueva Gran Coalición, asumió la cartera de Finanzas.

En aquel año 1962 se había despertado una amplia conciencia democrática, pasando a mejor vida la influencia mayoritaria del nacionalismo hitleriano que todavía campeaba en la mentalidad de muchos ciudadanos. Eso daría sus frutos años más tarde con la victoria de la socialdemocracia con Willy Brand como canciller.

Cuando el Affair-Spiegel acabó -en el aspecto judicial- habían pasado 4 semanas con las sedes de Redacción cerradas a cal y canto. Y los detenidos habían pasado los siguientes día en la cárcel: Augstein 103 días, Hans Schmelz 81 y Ahlers 56 días.

El 14 de mayo de 1965 la Sala del Juzgado Federal dio por terminado el procedimiento. Der Spiegel pudo aumentar su tirada de 500.000 a 700.000 ejemplares semanales.

Augstein puso en marcha la reclamación judicial del Spiegel contra las ilegales acciones de cierre de las sedes y confiscación de máquinas, etc. Pero tal demanda fue rechazada por el Tribunal constitucional el siguiente 5 de agosto de 1966 debido a una paridad de votos a favor y en contra.

Franz Josef Strauss desde su feudo bávaro, conservador y autoritario, seguiría su carrera política. En las elecciones federales de 1980 Strauss fue como candidato a canciller frente a la debilitada coalición de gobierno socialdemócrata-liberal, pero sufrió contra todo pronóstico un estrepitoso fracaso, posiblemente por ser ultracatólico del Sur alemán. Su candidatura tuvo peor resultado que en las anteriores elecciones federales; el conglomerado CSU/CDU no era de recibo en la federación alemana, esta vez incluso desmejoró en Baviera aunque en anteriores ocasiones hubiese roto todas las barreras.

En 1980, Franz Josef Strauss se enfrentó al socialdemócrata Helmut Schmidt. Un grupo de directores de cine grabaron un documental, no exento de dificultades, que reunía diversas declaraciones de Strauss que había sido ex miembro de los Estudiantes Nacionalsocialistas, que había pedido amnistía para los nazis y pretendido instalar bombas nucleares propias del Ejercito para Alemania y que no ocultó su apoyo a Pinochet y el Apartheid sudafricano. Perdió las elecciones.

Der Spiegel ha ocupado desde 1952 un edificio propio en la parte antigua y central de Hamburgo. Allí sigue y desde allí resistió el ataque frontal del gobierno democristiano de Adenauer/Straus que hizo aumentar su tirada de ejemplares y las ventas, además de consolidar su prestigio por la defensa de la libertad de expresión en el espíritu de la verdad. A partir del affair se ganó el sobrenombre de Sturmgeschütz der Demokratie (“tropa de asalto de la democracia”).

Esa fama explica su poderosa influencia y se avala en los múltiples casos de investigación. Su  poder como casa editorial ha sido positivo en sentido democrático. Actualmente también produce programas de televisión de tipo histórico o de temas actuales.

Ha habido intentos de desbancarle  de la cúspide, pero las revistas competidoras han estado muy inclinadas a la derecha y menos al progresismo y la verdad. Se las considera como intelectual e investigativamente inferiores.

En cualquier caso, Der Spiegel ha sido una columna de la Democracia con su “decir lo que es” y se ha ganado el puesto de vanguardia informativa que todavía desempeña.

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