Espacio de opinión de Canarias Ahora
Financiarización y alquiler vacacional
La llegada de la Semana Santa ha reavivado el debate en torno al alquiler vacacional. Al igual que con otros tipos de turismo, el debate y los análisis sobre los impactos de esta forma de alojamiento turístico suelen centrarse en tres grandes ámbitos, el socio- cultural, el económico y el medio ambiental. Desde el punto de vista socio- cultural, los argumentos en contra del alquiler vacacional suelen centrarse en la difícil convivencia en un mismo entorno de personas que habitan un lugar de forma permanente y de quienes lo viven como turistas. Problemas de ruidos y convivencia, gentrificación de barrios y expulsión de residentes por el encarecimiento de la vivienda suelen usarse como argumentos en contra de esta modalidad alojativa, o, al menos, de la necesidad de una regulación más estricta de la misma. Hay un argumento que puede usarse a favor o en contra, y es el hecho de que todo el territorio de las islas se convierte en un lugar donde, al menos potencialmente, podrían alojarse turistas. Basta entrar en Booking, el que es posiblemente el portal de alojamiento más utilizado, para comprobar que ahora los turistas pueden alojarse en municipios como Arrecife, Agüimes, Agaete o Arico, que tradicionalmente eran tan sólo lugares de visita o de paso para los turistas. Quizá los habitantes de dichos municipios sientan que la llegada del Alquiler Vacacional es un perjuicio, ya que rompe la tranquilidad del lugar. Claro que quizá puede que lo sientan como un beneficio, pues ahora los turistas no son sólo una molestia durante el día, sin dejar allí más dinero que el de las comidas, sino que al alojarse en el municipio dejan más dinero en su municipio.
Desde el punto de vista económico, es hasta cierto punto habitual (diría que incluso “natural”) que el sector hotelero se centre en los impactos negativos del sector: suelen plantear que crea menos empleos, que además no están sujetos a regulación, que el dinero que dejan en Canarias los turistas que usan alquiler vacacional es inferior al de los que usan hoteles y otros argumentos similares. Hace tiempo que tengo la sensación de que los economistas mainstream abdicaron de reflexionar acerca de la distribución social de la riqueza: para ellos lo importante parece ser ocuparse en estudiar cómo generar más riqueza. Por el contrario, a los sociólogos económicos suele interesarnos tanto o más que la producción de la riqueza su distribución social. Se tiende a ver como incuestionable el actual reparto social de la riqueza. El dinero que en los “sures” de Canarias generan los hoteles se reparte entre los impactos directos, lo que los hoteles pagan a sus trabajadores (rentas del trabajo) y los beneficios empresariales que se pagan a los accionistas (rentas del capital). Los impactos indirectos incluirían, además del gasto de trabajadores y accionistas de los hoteles (un director de hotel de Adeje que paga un colegio privado para su hijo en Arona, o un accionista de ese mismo hotel de Barcelona que se gasta los beneficios empresariales que recibe en su concesionario local de Porsche, por ejemplo), sería el dinero que los hoteles pagan a sus proveedores, en algunos casos serán multinacionales, que a su vez se repartirán entre rentas del capital y del trabajo, en otros casos autónomos y pequeñas empresas y cooperativas. ¿Cómo se reparte el dinero que generan los alquileres vacacionales? Los directos se reparten casi todos en rentas de alquiler, más los que cobren quienes las limpian y mantienen. En el caso de los indirectos, dejo una pregunta en el aire: ¿comprarán más o menos fruta y pescado local, consumirán más en bares locales y asistirán más a espectáculos locales quienes se alojan en alquileres vacacionales que quienes usen otros alojamientos?
Pasemos ahora de lo macro a lo micro. Imagine que en su familia han recibido por herencia una vivienda, valorada en 100.000 €, por poner ejemplos de los anteriormente citados, la casa de los abuelos en Agaete. Si pueden ponerla en el mercado como alquiler vacacional, podrán entrar, a través de esta modalidad, en el negocio turístico. En caso contrario, lo más probable, salvo que se opte por el alquiler tradicional, es que se opte por vender la vivienda y que cada una de las partes vaya a un banco y busque algún producto financiero en el que invertir esa herencia. Según algunos de los autores más reconocidos de la Sociología económica vivimos la financiarización de la sociedad. Este neologismo se ha definido, por un lado, como “la preponderancia del sector financiero en la sociedad”. Aunque a menudo se piensa que el sector más beneficiado por las limitaciones al alquiler vacacional es el sector turístico “tradicional”, estamos pasando por alto que el sector financiero y de la construcción son tanto o más beneficiados. Si mi hermano y yo vendemos la casa de mis abuelos en Agaete, mi herencia pasará de ser un “inmovilizado material” a ser un “inmovilizado financiero”. Y posiblemente, a medio y largo plazo, la casa se acabe derruyendo y se construya en el solar otra cosa. Pero la financiarización de la sociedad también ha sido definida por Ève Chiapello como “el empleo de métodos de valoración propios de una determinada forma de entender las finanzas en ámbitos en los que tradicionalmente no se utilizaban”. Dos hermanos que recibe en herencia la casa del abuelo pueden preferir no venderla e invertir las ganancias en un producto financiero que promete una mayor rentabilidad porque les parece una inversión más sólida, no como un papelito en el banco que a saber si no puede llegar a perder todo su valor. También porque quieren reservar la casa para ellos en verano ¿Cómo comparar el valor financiero del interés de un fondo de inversión con el sentimental de reunir a la familia en casa del abuelo? ¿Implica ello que las consideraciones sentimentales y económicas siempre se entremezclan, como sugiere Viviana- Zelizer? Por supuesto, el debate sigue abierto. Lo que pretendo con esta reflexión es tan sólo recordar que al debatir no debemos centrarnos sólo en cómo producir más riqueza (qué modelo turístico va a maximizar el dinero que los turistas gastan en las islas) sino que también debemos considerar cómo se va a repartir ése dinero. Y termino con algo que puede considerarse una simpleza: si sustituimos todas las camas que actualmente están en régimen de alquiler vacacional por camas hoteleras gestionadas por cadenas no canarias, una cosa es cierta. Que estaremos sustituyendo rentas de alquiler, que en práctica totalidad se quedan en Canarias, por rentas empresariales, que su práctica totalidad se irán fuera.
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