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¿Otra hoja de ruta?

José Carlos Gil Marín / José Carlos Gil Marín

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Afortunadamente, otro año más, ha terminado un debate, el de nuestra quimérica nacionalidad canaria, que no consigue disminuir con medidas eficaces y concretas los números y la realidad de la crisis que estamos padeciendo sus ciudadanos desde nuestras realidades insulares.

Los dos grupos parlamentarios que apoyan al Gobierno de Canarias (CC-CCN-PNC y PSC-PSOE) han registrado un total de 32 propuestas de resolución al debate general del estado de la nacionalidad canaria. Las propuestas que han presentado ambos grupos van desde la autorización del Gobierno del Estado a Repsol para que inicie las prospecciones petrolíferas en aguas del entorno de Canarias, hasta medidas especiales para la Isla de El Hierro? Igualmente versan sobre otros asuntos como el Régimen Económico y Fiscal de Canarias, el REF, la financiación autonómica y sanitaria, la gestión de los aeropuertos canarios, o las relaciones con el continente africano?

¿Y?

¿Ha cambiado en algo tras el debate la realidad que padecemos? ¿La cambiará?

Va a ser que no.

Hay veces que en las fotos del debate está más su fondo que en su contenido discursivo. Y las fotos nos han dado un reflejo de una realidad que no es la que es la del pueblo canario, sino que es virtualmente una singularidad caótica que vive ajena a lo que en la calle pasa.

¿Las subidas de impuestos repercutirán de forma eficaz y eficiente en la conservación y mejora del Estado del bienestar, del que supuestamente disfrutamos?... Las listas del paro no se ven recortadas y sufren el escarnio de promesas de aumento de la población activa que de momento, un eterno momento, se quedan en nada? Cierre de quirófanos y listas de espera sanitarias que nunca se eliminan nos siguen acompañando?

¿Para qué, pues, ha sido el debate? ¿Para hablar de un petróleo que no es nuestro, que es saharaui o español?

¿Qué se quiere decir desde Coalición Canaria con expresiones como “otra hoja de ruta” al hablar de sus relaciones con el Estado? ¿No debería ser utilizada esa expresión en verdad para algo distinto de lo que ella pretende esbozar con dicho enunciado? ¿Algo más allá de la realidad política actualmente dominante? Quizás sí que nos fuera ésta debida.

Porque otra auténtica hoja de ruta es la que en verdad demanda desde hace ya unos cuantos lustros la sociedad canaria, demasiado paciente para lo que nos está cayendo.

Esta es una crisis de cambio civilizatorio, de gran calado histórico paradigmático. Estamos viviendo la transición entre el dominio de un Occidente hegemónico durante siglos hacia un mundo multipolar en rápido desarrollo; es la crisis de los países centrales civilizatorios pero endeudados hasta las cejas, frente a los emergentes que producen y ahorran lo que los primeros deben; es la crisis de de las economías industriales dominantes de los mercados mundiales que imponían precios de materias primas y de manufacturas hacia economías en desarrollo que reciben las inversiones que se deslocalizan de los anteriores; es la crisis de una economía basada en la industria hasta otra basada en aún no se sabe qué, que está alterando las fronteras del desarrollo marcando la vida de millones de ciudadanos. En Canarias, ya la de cientos de miles.

Y en medio de esa situación, sin unas líneas de crecimiento fijadas, sin medidas concretas que generen sinergias desde la acción pública, están nuestras islas y sus ciudadanos.

En fin, ya que de este debate saldrá lo mismo que de los debates hasta ahora vividos, al menos, y tras él, sigamos reivindicando a Keynes.

Defendamos desde el día a día el retorno del ciudadano activo? A nivel de la teoría política vigente, se trataría así este retorno de una evolución natural del discurso político, ya que el concepto de ciudadanía activa integraría las exigencias de justicia y de pertenencia comunitaria, que son respectivamente los conceptos centrales de la filosofía política. El concepto de ciudadanía estaría, pues, íntimamente ligado, por un lado, a la idea de derechos individuales y, por el otro, a la noción de vínculo con una comunidad particular. Pero la evolución natural del discurso político no ha sido la escuchada estos días en sede parlamentaria canaria.

Otra hoja de ruta es posible. Siempre la ha sido? La cuestión es que se dimensionalice en la praxis de la realidad política archipelágica. Y hasta que no se cambie nuestro entrópico sistema electoral, difícil va a ser.

Mientras, los números de la crisis, tras un debate más, seguirán siendo los que son.

José Carlos Gil Marín

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