Inflexible ley

Cada día afinan más. De hacer simplemente la vista gorda en la seguridad de que, llegados a un punto, habría amnistía general y vuelta a empezar, han pasado a modificar las leyes para no verse cada cierto tiempo en el trance de legalizaciones vía imperium que siempre quedan feas. Dicen, las muy señorías, que tratan de cambiar una ley “inflexible”, no de legalizar indisciplinas urbanísticas, qué va; sólo pretenden reconocer un derecho a los propietarios, explicaron sin sonreírse siquiera para el coleto de tanto que dominan ya los músculos faciales.

Dijeron que situaciones como las que desean remediar las hay en todas las islas y citaron algunas áreas de Tenerife (en Anaga, Güimar y Candelaria) sobre las que pesan expedientes de demolición; “inflexibles”, of course. Aseguran que son asentamientos rurales consolidados como núcleos urbanos. Yo creía que una cosa es un asentamiento rural y dos cosas un núcleo urbano; pero tampoco creía yo que los burros vuela y acaba de pasar uno por delante de mi ventana a posarse en el nisperero. Si los burros vuelan, ni les cuento de un asentamiento rural con unos viajes de brosa y bloques.

Me pregunto si los referidos asentamientos rurales se consolidaron como núcleos urbanos antes o después de la ley. Porque si fue antes, mira tú que han tardado en acordarse de los propietarios; si después, es evidente que se trasgredió la normativa y estaríamos ante supuestos de legalización de lo hecho contra la ley. Digo yo.

En lo que se refiere a la “inflexibilidad” de la ley, supongo de aplicación el aforismo romano que, si no me falla la memoria, reza algo así como dura lex, sed lex; lo que, traducido a romance vulgarísimo, quiere decir a “joderse toca”.

Y ya que latines traigo y en trance preelectoral andamos, les diré que los romanos eran tan cachondos que vestían de blanco a los nominados para cargos. Porque se les suponía, mira tú, que llegaban con el espíritu y la conciencia limpios, cándidos, pues candidu(m) significa “blanco”; lo que produjo la palabra “candidato”, que se mantiene a pesar de que no es su blancura lo que destaca de las listas del 9-M conocidas.