Como asunto central de portada aparece: Cuatro años de avance. En páginas interiores y de forma destacada en el sumario, pueden leerse los titulares de los distintos artículos que producen la duda de saber si tiene en las manos una revista informativa seria o un lujoso folleto de publicidad y auto bombo preelectoral. Este tipo de publicaciones suelen tener una edición muy cuidada y unas fotografías espectaculares, impresas sobre un papel de alta calidad y son de distribución gratuita, ya que es muy poco previsible que alguien la adquiriera en un quiosco. Sería interesante saber qué cantidad de dinero se gasta el Gobierno de Canarias y el resto de las otras instituciones y organismos públicos en publicaciones similares que serían perfectamente prescindibles ya que sus contenidos han sido profusamente publicados en la prensa en su momento. El sumario de esta publicación arranca con un balance de la legislatura, que remite a un artículo con el título de Cuatro años para el recuerdo. Si no fuera porque la entradilla habla de lo positivo que han sido los cuatro últimos años y que los próximos cuatro serán aún más exitosos, podría pensarse en una despedida nostálgica del cargo del político de CC.Sorprenden también los amplios reportajes de las obras realizadas en La Palma, frente a la nula referencia a El Hierro, Lanzarote, Fuerteventura o Lanzarote y la minúscula a La Gomera. No se echan de menos tampoco las grandes promesas para Gran Canaria y para Tenerife, donde moran las mayoría de los electores. Esta última isla con un salto al futuro en Santa Cruz-La Laguna y con la buena nueva de que Transcanaria invertirá más de 3.200 millones de euros en Tenerife. El anuncio de que se inicia el camino de la circunvalación hacia Arucas y las 57 viviendas sociales que tendrá Gran Canaria en Las Torres son las grandes promesas para esta isla. Personalmente me sentiría muy contento y esperanzado si además prometiera otra vez resolver el grave problema de la autovía del norte que une Las Palmas de Gran Canaria con Agaete, carretera que a su paso por la zona de la costa de Bañaderos, tiene un solo carril desde hace más de cincuenta años. Y parece que seguirá así a pesar de las múltiples manifestaciones populares encabezadas por los alcaldes de la zona norte y noroeste de la isla, ninguneados sistemáticamente por unos y otros, que en eso de la tomadura de pelo a los ciudadanos hay pocas diferencias.La permanente mezcla en este tipo de publicaciones de recordatorios de lo realizado y de lo mucho que se hará, de salir reelegidos los actuales titulares en los próximos comicios, más hace parecer esta revista un folleto de propaganda de un partido político que un documento para la historia de lo ejecutado, aunque con cándida inocencia lo pretenda. En días pasados, la Junta Electoral ha suspendido la campaña publicitaria del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria que, bajo el lema Con orgullo, recordaba las mejoras que ha tenido la ciudad en los últimos cuatro años de gestión de su actual equipo gobernante. Se justifica esa drástica medida en la norma legal que establece textualmente que “las campañas institucionales no pueden contener alusiones a los logros obtenidos durante su mandato por el poder público que realice la campaña, por la confusión que puede producirse al ciudadano, dando lugar a una asociación de ideas que termine influyendo en la orientación de su voto”.No estoy muy seguro de si la norma o la interpretación jurídica que de ella se haga, puedan hacer pensar que una campaña publicitaria con banderolas y una publicación como la aquí presentada son cosas similares en el fondo, en el espíritu de la ley dicen los especialistas para sublimar el texto legal, aunque no lo sean evidentemente en la forma material. Se mire como se mire, ambas acciones tienen en común el loar a sus promotores con cargo a fondos públicos y tienen como diferencia que una y otra son realizadas por partidos diferentes. ¿Se aplicará el mismo rasero en uno y otro supuesto? ¿La respuesta? ¡El año que viene, si Dios quiere!, como culminaban los buenos deseos políticos esbozados entre líneas en la revista La Codorniz, que ya sólo recuerdan las gentes añejas, con solera como los buenos vinos. José Fco. Fernández Belda