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Liz Taylor, recetas saludables y la crisis saharaui… todo junto

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Hace algunos meses que me he aficionado a navegar por TikTok justamente antes de dormir. Llegué de casualidad a esta red y me enganché de inmediato porque me enseña justo la realidad que quiero ver y me cuenta cosas que tienen que ver conmigo, que me entretienen y que me interesan.

Los primeros vídeos los busqué yo e iban sobre música e historia del cine y, poco a poco, me fui enganchando a la vida Lola Flores, Sara Montiel y Liz Taylor, a curiosidades sobre Michael Jackson, a recordar canciones olvidades de los 90 y a ponerme al día con Camilo, Yatra y Harry Potter.

Sin embargo, y casi como si me conociera, pronto me empezaron a aparecer consejos y productos sobre cosmética y belleza.

Día a día se iba poniendo de lo más interesante….

Poco a poco llegaron tips sobre cómo sacarle el máximo rendimiento a tu Office, tu wasap o incluso a la lavadora.

Recibía las noticias más importantes resumidas en 20 o 30 segundos y me enteraba de los temas más importantes del día en un pispás. ¡Estaba al tanto de todo!

Aprendí a ahorrar en todo tipo de cosas, a preparar recetas saludables y a conocer las propiedades de multitud de suplementos alimenticios.

Cada día pasaba más tiempo en TikTok y se me hacía más tarde la hora de dormir. 

Entre vídeo y vídeo notaba que se me iban las preocupaciones, el mal humor y la tristeza y me costaba parar de verlos. ¡Era todo tan interesante! 

Cuando ya definitivamente perdí el control fue cuando me empezaron a salir vídeos relacionados con una de mis grandes pasiones: la Historia.

Tras ver una recreación en 3D de cómo fue en su momento el Foro Romano y un reportaje sobre el Menceyato de Agáldar supe que me iba a costar mucho dormir a mis horas si seguía por ese camino, así que dejé de utilizar TikTok a diario para hacerlo solo los fines de semana.

Metidita en la cama un domingo y viendo videos de todo lo que me gusta me parecía la mejor manera de empezar un día de relax.

Hasta que llegó la guerra de Ucrania. 

No pude evitarlo y en mis imágenes idílicas y superficiales se empezaron a colar muertos, bombas y destrucción. Evité dar ningún like y cambiaba rápido de vídeo con la idea de que los algoritmos esos que todo lo controlan supieran que no quería tener ese contenido junto a otros tan banales, pero aquellos crecían y crecían y, casi sin darme cuenta, en un determinado momento entré en contacto con todo tipo de personas vinculadas a la política, la medicina, el periodismo, la diplomacia, la psiquiatría e incluso con militares a los que empecé a prestarles atención porque me explicaban mil cosas que yo no veía en ningún otro medio de comunicación.

Un principio básico de cautela me hizo coger distancia de todo aquello y no tomarme nada de lo que viera o escuchara demasiado en serio… hasta que todo saltó por los aires el día que Pedro Sánchez dejó de reconocer la soberanía del pueblo saharaui.

No sé si lo saben, pero en TikTok han explicado con todo tipo de detalles y ejemplos las causas de ese giro político que ha dejado a todo el mundo descolocado y pensando que a Pedro Sánchez se le ha ido la cabeza o le han podido sus ínfulas de poder.

No digo que tengan razón esas personas, yo eso no lo sé, pero sí afirmo que tengo una versión de la situación que veo que nadie más a mi alrededor tiene, en la que encajan todas las piezas y que explicaría lo que está sucediendo. 

¿Quiere decir esto que yo desde mi cama estoy más y mejor informada de lo que sucede gracias a una red social basada en el ocio? Estoy absolutamente segura de que no, pero, ¿entonces son meras fake news? Tengo que decir que también me cuesta creerlo porque todo encaja y porque quien lo dice no es un loco una loca que pasaban por ahí no, son profesionales muy formados y reconocidos de los que se puede comprobar su trayectoria.

Lo cierto es que el presidente español no ha dado ni la más mínima explicación de su cambio de parecer, ni siquiera después de haber visitado de improviso y en un cortísimo espacio de tiempo Ceuta, Melilla y al propio rey marroquí en su palacio.

El caso es que pasan los días y ni Sánchez ni nadie aclara qué es lo que ha pasado. Los miembros de su partido echan balones fuera y no esconden que no les gusta lo sucedido, los de la oposición ya hasta han dejado de criticar al presidente porque ven que no suelta prenda y todos los días sus socios le piden una y otra vez explicaciones sin que se las haya ofrecido (que sepamos).

Y mientras el tema se aclara, yo me hallo sumida en un mar de contradicciones.

De momento he vuelto a reducir mis entradas al TikTok y si me aparece alguien hablando de algo serio me lo pienso mucho antes de hacerle caso. Creo que esperaré a ver en qué queda esta crisis con el Sáhara antes de volver a usarlo a rienda suelta. 

Reconozco que me causa desasosiego abandonarlo porque en estos meses he aprendido más que nunca de criptomonedas, psicología, geoestrategia, feminismo, economía y política internacional, pero con tantas dudas sobre cuál es la auténtica realidad de todo lo que me rodea estoy de los nervios.

Menos mal que me queda Canarias Ahora; seguro que leyéndolo pronto saldré de dudas sobre qué demonios es lo que está pasando en el norte de África.

Mientras tanto…. ¡a tope con el Spotify!

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