Espacio de opinión de Canarias Ahora
El (mal) estado de Canarias
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Canarias vive un momento económico, social y político muy grave. Algunos datos lo confirman: 371.700 personas desempleadas (33,2%), según la Encuesta de Población Activa (EPA), siete puntos por encima del Estado y 21 más que la media de la UE. El 64% (237.600) son parados de larga duración, 73.900 más que al comienzo de la legislatura. Un 19,1% de los hogares tienen a todos sus miembros en paro. Más de 128.025 parados registrados no cobran ninguna ayuda. Y seis de cada 10 jóvenes se encuentran en situación de desempleo.
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Ese es el estado de la nacionalidad en empleo pese a tres años excelentes del turismo. Además, nuestros salarios se sitúan un 15% por debajo de la media estatal. La inversión pública es hoy una quinta parte de lo que era antes de la crisis, mientras la inversión extranjera cayó un 48,2% en 2013. Reduciéndose también los créditos: 42.179 millones de euros en 2013, 5.000 millones menos que en 2012 y 10.000 menos que en 2011.
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Ha sido enorme el retroceso social. Un 18% de hogares canarios sobrevive con menos de 600 euros al mes. En el Estado es la mitad (8,4%). Tenemos altos niveles de pobreza. Frente a ello, el Gobierno canario aprueba un plan insuficiente y que sólo desarrolla parcialmente. Incumpliendo el Plan de Empleo Social. No aplicando las ayudas a domicilio para personas dependientes. Siendo incapaz de agilizar la Prestación Canaria de Inserción.
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Servicios públicos
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Mientras, se produce un significativo deterioro de los servicios públicos, muy visible en el hecho de que más de 70.000 personas esperan por intervenciones quirúrgicas, pruebas diagnósticas o consultas de especialistas. Así como en una aplicación desastrosa de la ley de la dependencia, con más de 12.400 solicitudes que tienen reconocido el derecho y que no han recibido ninguna prestación; y más de 25.000 expedientes sin resolver.
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Una parte de los problemas que padecemos tiene su origen en la crisis financiera y en decisiones económicas internacionales. También influye el maltrato del Gobierno central. Pero en otros -dependencia, listas de espera, energías renovables...- todo iría mucho mejor si el Gobierno canario gestionara bien sus competencias y responsabilidades. Y no aplicara de forma mimética las mismas políticas austericidas que el Gobierno español.
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A pesar de esta crisis, Canarias tiene futuro con otra política económica, apostando por la cohesión social y con más democracia. Mejorando la financiación autonómica que nos deja 800 millones de euros anuales por debajo de la media de las comunidades autónomas de régimen común. Con un Régimen Económico y Fiscal (REF) centrado en el mantenimiento y creación de empleo y que el ahorro fiscal se quede en Canarias. Con unos presupuestos generales del Estado que cuenten con partidas para el desarrollo de infraestructuras de interés general y que cumplan con las ayudas económicas del REF (transporte de pasajeros y mercancías, desalación de agua o infraestructuras turísticas).
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Pero hay muchos asuntos que dependen de Canarias. Es así en el turismo, en el que es clave la renovación de la planta obsoleta, para lo que los sectores privados deben ver facilitado el acceso a créditos y contar con incentivos. Pero también la renovación de los entornos urbanos, responsabilidad pública en la que la tasa turística, que proponemos, podría facilitar su financiación. Desde Nueva Canarias, seguimos apoyando un crecimiento selectivo en planta nueva, con límites cualitativos, cuantitativos y una evaluación temporal, además de respetar los respectivos planeamientos insulares.
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En materia educativa, debemos insistir en el bilingüismo, en la Formación Profesional (FP), en seguir reduciendo el abandono escolar temprano y en mejorar las tasas de éxito escolar. Canarias debe volcarse en la I + D + i, determinante como apuesta de futuro, para alcanzar una mayor cualificación y diversificación de nuestro sistema productivo. Con recursos propios y externos, así como con participación de las administraciones públicas y de los sectores privados.
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Considero, también, que hay que impulsar un sistema energético propio, eficiente y sostenible, volcado en las renovables para las que tantas condiciones tiene Canarias.
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Y no como se hace con las Directrices de Ordenación de la Energía que pretenden imponer el gas, retrasando la implantación de las renovables.
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Planteamos un mayor apoyo a la agricultura, la ganadería y el vino así como el cumplimiento del Plan Estratégico del Tomate de Exportación aprobado en 2008; y una mayor cofinanciación canaria del Programa de Desarrollo Rural. También la recuperación de los objetivos del Plan de Desarrollo Industrial, abandonado por un Gobierno que se olvida del sector industrial en la Estrategia de Especialización Inteligente de Canarias 2014-2020.
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Para salir de la actual situación, y hacerlo de forma equilibrada y justa, es imprescindible la cohesión social. La crisis ha influido, de forma decisiva, en que hoy tengamos más pobres, más ricos y menos clases medias. La respuesta más sólida pasa, sin duda, por la creación de empleo, así como por el fortalecimiento de los distintos servicios públicos. Y por actuar decididamente contra los elevados índices de pobreza que sufre Canarias.
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Pero nuestras administraciones públicas tienen hoy menos ingresos que gastos y esto hay que corregirlo si queremos dar respuesta a las necesidades prioritarias de la sociedad canaria. Impulsando una fiscalidad progresiva y justa, que haga que contribuyan más los que más tienen, y la lucha contra el fraude fiscal y la economía sumergida.
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Democracia
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La crisis afecta también a la democracia. La gente percibe que la política, lejos de ayudar a solucionar sus problemas, se pliega a los poderes económicos y financieros. Ello genera un grave desafecto y una auténtica crisis política e institucional. Es preciso devolver la soberanía a los ciudadanos y a sus representantes en las instituciones. Con mayor transparencia y eficiencia y una lucha efectiva contra la corrupción. Con una profunda reforma electoral, que es aún más necesaria en el caso canario.
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La situación de Canarias es muy preocupante. Porque preocupantes y graves son las circunstancias que atraviesa una parte significativa de su población. Se precisa un enorme esfuerzo para superarla. Con actuaciones internas y externas. Con políticas decididas a favor del interés general, de la creación de riqueza y de una más justa distribución de la misma.
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Ese diagnóstico y esos compromisos transformadores estuvieron ausentes en el análisis del Gobierno y de los grupos que le apoyan en el debate del estado de la nacionalidad. Una vez más edulcoran la realidad. No hicieron evaluaciones rigurosas de las medidas planteadas en el anterior debate y, poniendo el marcador a cero, plantearon nuevas medidas, poco ambiciosas y de escaso impacto, que son completamente insuficientes para combatir la realidad de paro, pobreza, desahucios, retroceso de los servicios públicos y nulas expectativas de futuro para nuestra gente joven. Una realidad que sólo pueden cambiar políticas muy distintas a las que aplican los gobiernos español y canario.