Mala noticia para el Gobierno de Canarias

Ha habido un rechazo bastante claro ya que alcanzó a más del 80% de los profesores consultados. Este hecho, en vez de constituir “una mala noticia” como dijo la consejera en una rueda de prensa, al no conseguir su propósito, debería hacerla reflexionar sobre la trascendencia del mismo, ya que también ha tocado el prestigio de la propia consejera que, a juicio de muchos profesores, debería dimitir.

Pero ya se sabe que en este país, en general y en Canarias en particular, el verbo dimitir no se conjuga. Algunos se agarran al poder como las lapas, y a veces se llega a entender esto debido a los altos emolumentos que suelen cobrar los políticos, que para algunas personas se ha convertido en un medio de vida generosamente retribuido, mientras en su entorno hay otros que no llegan ni al salario mínimo para poder sobrevivir. Es una pena que esta señora no dimita, porque dada su prepotencia me temo que vamos a seguir padeciendo conflictos en la enseñanza por mucho tiempo y quienes se van a perjudicar son la escuela pública y la sociedad canaria.

No cabe duda que la educación en Canarias pasa por un mal momento. Existe fracaso escolar, hay además absentismo, que muchas veces ni se controla ni se sanciona como se haría en cualquier país democrático de Europa. Y por si esto fuera poco, se lanza el llamado Informe Pisa que revela la baja calidad de la enseñanza que se imparte en las islas y la coloca en uno de los peores puestos del país.

Tantas reformas, retoques, dimes y diretes han creado en la educación una gran confusión y ha provocado, al mismo tiempo una situación en la que el profesorado se ha visto relegado, sin autoridad, acosado, sometido a presión, recibiendo en sus aulas a cientos de alumnos cada vez más mal educados, más consentidos, caprichosos y violentos que tienen detrás a unos progenitores, unas veces irresponsables, otras veces conocedores aparentemente de “sus derechos”, pero no de sus deberes como padres. Una educación para la ciudadanía, para la convivencia, para la práctica democrática, vendría aquí como anillo al dedo. Pero ya se sabe que muchos consideran que se trata de un adoctrinamiento socialista, porque quienes eso afirman están acostumbrados a otras clases de adoctrinamientos, bien sea religiosos o políticos de signo totalitario.

El conflicto de los enseñantes no es tan simple ni se centra exclusivamente en una cuestión económica, como algunos han querido plantear. Es cierto que ahí pulula el tema de la homologación salarial, una promesa incumplida que debe resolverse, pero detrás hay otros factores de los que no se habla. Pero no se puede atribuir solamente al profesorado del fracaso escolar. Para que haya una escuela pública eficaz debe haber un consenso en el que participen profesores, padres, alumnos y la administración. Se tiene que hablar de contenidos, de currículos, de objetivos, de organización, de dotación de medios y de un servicio a la sociedad. Tiene que haber unas pautas claras, precisas, deseos de ayudar a mejorar la educación pública, de contribuir al reciclaje del profesorado y facilitar la comunicación con los padres y la administración. Lo que no se puede hacer es intentar desprestigiar la enseñanza pública con el fin de beneficiar a la privada, incluyendo a la que está concertada, que vive del dinero público. El actual gobierno de Coalición Canaria está contribuyendo a la degradación del sistema educativo canario y la sociedad isleña va a ser la más perjudicada.

José Manuel Balbuena Castlano