Espacio de opinión de Canarias Ahora
Las mentiras de Afganistán
En Afganistán hay otra guerra. El consenso político entre socialdemócratas, conservadores y liberales hace que sea más difícil que nos enteremos de los verdaderos intereses de la invasión de ese país. Estados Unidos justificó la invasión porque quería capturar a Bin Laden y liberar a las mujeres afganas del burka. Eso dijeron. Las mujeres siguen oprimidas y violadas, y la captura de Bin Laden fue una operación tan eficaz como la localización de las armas de destrucción masiva en Irak. Nada de nada.
Las noticias que nos llegan de Afganistán están siempre filtradas por los militares occidentales que ocupan el país. Las razones de “seguridad” impiden que los periodistas puedan moverse con libertad. En los tiempos que corren ninguna empresa periodística está dispuesta a pagar los gastos de un enviado especial a Afganistán. Lo cómodo y barato es mandarlo empotrado con las tropas invasoras. Encontrar una noticia con los testimonios de la población civil que sufre los bombardeos colaterales es prácticamente imposible. Quizá dentro de unos años vuelvan a filtrar videos como el difundido hace unas semanas, donde se veía cómo un piloto de un helicóptero Apache de Estados Unidos asesinaba a 11 civiles iraquíes, que caminaban tranquilamente por la calle, sin armas. Bueno, entre los muertos había un fotógrafo de Reuters que tenía una de las armas más temidas por los invasores: una cámara de fotos.
Tanto en Irak como en Afganistán se han producido ataques a organizaciones no gubernamentales que trabajan en esos países. La versión oficial siempre habla de daos colaterales. La semana pasada descubrimos otra modalidad muy útil para eliminar a los testigos incómodos sin necesidad de dejar caer accidentalmente una bomba sobre un hospital. Los servicios secretos afganos y soldados de la OTAN detuvieron a tres cooperantes italianos (dos médicos y un encargado de logística) que trabajaban en la organización humanitaria Emergency. El gobierno afgano dijo que los cooperantes participaban en un complot para atentar contra el gobernador, Mohammad Gulab Mangal, a cambio de dinero.
La movilización de la sociedad civil italiana fue inmediata. A la petición de libertad realizada por intelectuales, gente del mundo de la cultura, se sumó una manifestación popular el pasado sábado en la plaza de San Giovani de Roma que congregó a miles de personas. Los responsables de Emergency hablaban del “secuestro” de sus compañeros, porque oficialmente no había ninguna acusación. Sólo se podían ver declaraciones del gobierno afgano, que “acusó” a los cooperantes de atender en sus hospital a presuntos talibanes heridos, en lugar de entregarlos a las fuerzas de ocupación. Desde el 1999 hasta hoy ha curado gratuitamente a más de 2,5 millones de ciudadanos afganos y construido tres hospitales, un centro de maternidad y una red de 28 puestos para urgencias. Para los corruptos que gobiernan Afganistán esta trayectoria es sospechosa.
Ante la falta de pruebas y el temor de que la manifestación en Roma se extendiera por otros países occidentales, los cooperantes quedaron en libertad sin cargos. Los responsables de Emergency no se han limitado a curar a los heridos de la guerra, también han denunciado la muerte y el terror que sufre la población civil afgana como consecuencia de los bombardeos de las fuerzas de ocupación. En la rueda de prensa donde pedían la liberación de sus compañeros, un portavoz de Emergency declaró: “Estoy con el que tiene el coraje de denunciar que cientos de civiles muertos o heridos no son efectos colaterales de una guerra justa, sino crímenes no menos graves que los cometidos por los talibanes. Estoy con quien ha atendido a más de 60 mil personas en Afganistán, el 40% d los cuales son niños.”
Desgraciadamente al final el gobierno afgano y la OTAN lograrán su objetivo, que Emergency abandone el país porque sus cooperantes no soportan el acoso que sufren por parte de quienes deberían protegerlos. Entre 2003 y 2009 murieron 139 periodistas en Irak. En Afganistán no tenemos ninguna cifra, pero el caso de Emergency demuestra que los invasores del país no quieren testigos. Una vez más la verdad es la primera víctima de una guerra.
Juan GarcÃa Luján
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