Yo mismo

Para combatir esos dardos envenenados lanzados desde la impotencia, debilidad, envidias y complejos a través de aquellas personas que no están de acuerdo con tu opinión, crítica, valoración o comentario, el mejor antídoto para que mi moral no se vea afectada es ponerle siempre un poco de humor a la vida, buscando el lado positivo de las cosas, transmitiéndolas en aquellas personas que estén cerca de mi entorno. Y de paso, compadecerme de esos pobres débiles amargados y esclavos de sus propios destinos, los cuales no han podido crecer como personas y profesionales.

Esos fracasos, acomodados y estancados en el tiempo, han sido a lo largo de sus penosas vidas unas mochilas cargadas de sufrimientos, envidias y odios hacia todas aquellas personas que han sabido crecer y evolucionar en todas las áreas de la vida. Los errores y las equivocaciones son defectos obligatorios de todo ser humano, pero también las virtudes son elementos positivos en todas aquellas personas que generen humildad, nobleza, generosidad y respeto hacia los demás. Defenderé siempre la verdad y la razón de todas aquellas cosas que entren dentro de unos parámetros de la vida y que estén fundamentadas en lógicas comprensibles.

La mentira, la cobardía, las difamaciones y las manazas, las rechazo de inmediato y no dejo que entren en mi círculo social, el cual no esta exento de defectos, pero intentando siempre no hacer daño a los demás de manera premeditada y desproporcionada através de la mentira y envidia. Por lo tanto, seguiré siendo como soy. Es decir, valorando todo aquello que produce personalidad, honestidad, sinceridad, valentía, amor, nobleza, belleza y humor. Lo demás, lo negativo, las frustraciones, lo inacabado, sobran en mi vida. Seguiré sonriéndole a la vida, luchando por lo que quiero y por lo que me gusta. Nadie, ningún espermatozoide descontrolado podrá quitarme el sueño y mis buenos momentos que la vida me sigue dando. Mis amigos los elijo yo. Y no aquellos que critican, difaman, chantajean a las personas que intentan cumplir con su deber en la vida.

Rafael Lutzardo