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Monarquía o soberanía popular. Una de dos

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No creo que haya nadie en España que haya vivido con uso de razón la monarquía anterior y la presente. Y como nadie escarmienta en cabeza ajena, ahora se nos suman más problemas que da la monarquía de los que no se hablaba, ni se era consciente de ello.

La sucesión hereditaria dejó de existir hace muchísimo en casi todas las profesiones. Que los médicos, fontaneros o bibliotecarios lo sean por que sus padres lo fueron no solo no garantiza que sean los más aptos, sino que asegura que, más pronto que tarde, habrá ineptos entre ellos. Por eso actualmente, para casi todas las profesiones, se exige preparación, aptitudes demostradas, ingreso reglado a las mismas.

Para una de las profesiones más importantes de un país, la Jefatura de Estado, en cambio, se sigue manteniendo la sucesión hereditaria. Pero al problema anteriormente citado, en este caso se suman algunos más, que ahora, con la operación del Rey, tenemos que sufrir.

Como solo hay un Rey, no hay elección del mismo, ni podemos votar o poner a otro, y su institución apenas está regulada más allá de su sucesión y de que no es responsable jurídicamente por casi nada, se deja al albur del mismo rey su sustitución temporal cuando, como ahora, no esté en condiciones de cumplir sus funciones, su posible abdicación y la línea en la que desempeña su cargo.

Si no nos gusta algo que hace, como matar elefantes, nos fastidiamos.

Si no nos gusta su forma de ejercer la Jefatura del Estado, nos fastidiamos.

Si creemos que otra persona podría ser un Jefe del Estado mucho mejor, nos fastidiamos.

Incluso los monárquicos que crean que el príncipe está en muchas mejores condiciones para esas funciones que el propio Rey, se tendrán que aguantar.

La monarquía tiene muchas prerrogativas históricas, tradicionales. Como abdicar cuando quieran o no abdicar, como ha habido muchos casos de reyes también en época reciente que lo han sido hasta el momento de su muerte, dejando atrás muchos últimos años en los que era completamente inútil para ejercer como Rey.

Por muchos derechos que pueda tener el Rey, se debería establecer una regulación como las de otras profesiones. Incluyendo la jubilación, que existe de forma lógica no solo para no hacer trabajar a personas muy mayores, sino que llegados a una edad, las facultades se van perdiendo y se ha de dejar de trabajar.

Pero más allá de eso, por muchos derechos que tenga el Rey, la constitución proclama como fundamento del Estado la Soberanía Popular. Y la soberanía popular no puede ser rehén de la voluntad de una sola persona que ocupa una de las instituciones más importantes en la Nación.

La monarquía es la permanencia de un disparate en la forma de acceder a una profesión, y por desgracia, en una de las más importantes. Puede que un Presidente de república no nos guste, o incluso que nos repatee. Pero los elegimos nosotros y podemos votar por otro o incluso establecer reprobaciones o lo que queramos. ¿No hay Soberanía Popular? Pues eso.

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