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Night Visions Halloween 2012: Looper

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De existir una máquina capaz de hacerlo, a imagen de la decimonónica silla que manipula H.G. Wells en la película Time Machine (George Pal 1960), ¿quién no querría viajar al pasado para evitar que los grandes dictadores del siglo XX, ni siquiera, llegaran a nacer?

A buen seguro, cada cual tendría en mente viajar a un determinado momento de su historia pasada y solucionar aquel asunto que no salió como pretendíamos, tal y como hace Marty McFly en la trilogía Back to the future.

Imagino que por esa razón, de existir dicha máquina, estaría a buen recaudo por no decir, prohibida por la ley, tal y como sucede en el año 2072, excusa argumental sobre la que se sostiene la película Looper, dirigida por Rian Johnson, también responsable de Brick.

En realidad Looper se desarrolla treinta años antes, en el 2044, y está protagonizada por Joe Simmons, un asesino a sueldo, más conocido como Looper. Aquellos que trabajan como Looper se encargan de asesinar a quienes, desde el futuro, son enviados por una banda criminal para ser ejecutados. Una vez hecho su trabajo, el Looper se desembaraza del cuerpo y acude a cobrar su recompensa, tan simple y limpio como lo he contado.

Claro que, como en todo trabajo, hay una fecha de jubilación. Ésta, pagada con oro, le supone al propio looper conocer, de antemano, su destino. En esto, como en otras tantas cosas, se juega con la paradoja temporal de quien se ve a sí mismo viniendo del futuro, para ser ejecutado, en el presente, por sí mismo. Aun así, la vida de los Looper transcurre con relativa tranquilidad, casi diríamos que con cierta monotonía, alterada solamente por los encargos que, desde el futuro, le van llegando.

Joe Simmons (Joseph Gordon-Levitt) responde a estas señas de identidad como cualquier otro de sus compañeros, aunque quien maneja todo aquel entramado, Abe (Jeff Daniels), un mafioso venido del futuro para asegurar que el trabajo se hace bien, le tenga cierto cariño. Abe, tan despiadado como se pudiera esperar de un sicario profesional, también es el dueño del club donde se reúnen los loopers y donde trabaja Suzie (Piper Perabo), la amiga íntima de Joe con quien éste mantiene una relación física, pero sin llegar a ninguna atadura.

En algunos momentos, la película mantiene nexos de unión con el cine negro más clásico, aunque ni Abe, ni Joe tengan el aspecto de aquellos gánster de sombrero de ala estrecha y traje oscuro que poblaban las pantallas durante los años posteriores a la gran depresión.

No obstante, la situación y el propio ritmo de la historia cambian de forma radical cuando Seth, el mejor amigo de Joe, se presenta en casa del segundo para contarle que ha sido incapaz de cumplir con su último trabajo, aquel en el que le tocaba matarse a si mismo. Aquello será el principio de una serie de dilemas morales, los cuales llevarán a Joe, en un principio, a delatar a su amigo, al ser incapaz de traicionar a Abe en detrimento de Seth. El problema es que su comportamiento sólo retrasará un dilema mayor, aquel que le tocará lidiar cuando tenga que enfrentarse consigo mismo, treinta años más viejo.

Al igual que Seth, Joe dudará y esto le supondrá perder la confianza de Abe y convertirse en un blanco móvil, sin tiempo ni esperanza para sobrevivir. Tal y como suele ser habitual, las desgracias no vienen solas y, además de los sicarios de Abe, Joe deberá entender las razones que están motivando el comportamiento de su yo del futuro (Bruce Willis), razones que le llevarán hasta la granja de Sara Rollins (Emily Blunt) y su hijo, Cid (Pierce Gagnon), situación que lo emparenta, de alguna forma, con el oficial de la resistencia Kyle Reese, protagonista de la película Terminator. Al igual que Reese, Joe llega hasta la granja de Sara Rollins para evitar que su hijo Cid muera, aunque no tenga del todo claro por qué su yo del futuro quiere acabar con el infante.

Tras su llegada, Joe deberá no sólo superar su adicción a las drogas -práctica común entre los loopers- sino hacer frente a otro de los dilemas morales que, a lo largo de la película, le van asaltando. En la granja también será testigo de hasta dónde pueden llegar los poderes telequinésicos de una persona si quien los posee no es capaz de controlarlos.

Una vez que Joe se da cuenta de cuál es su papel en toda aquella tragedia con marcados tintes clásicos logrará encontrar ese momento de lucidez que diferencia a unas personas de otras y que está motivado, en gran medida, por los dilemas morales ya comentados, que jalonan la narración de esta película.

Quizás esta búsqueda de una coherencia personal sea lo que diferencia a Looper de otras producciones de género, más volcadas en el ritmo y la acción que en tratar de construir personajes creíbles, con los que el espectador se pueda llegar a sentir identificado. De alguna u otra forma, uno acaba entendiendo las razones que motivan a cada uno de los personajes y no le cuesta aceptar el desenlace final, por duro que éste pueda llegar a ser.

Por esta razón, Looper supone una reinvención refrescante de un tópico tan manido y reutilizado como lo es el viaje en el tiempo y sus consecuencias, gracias por lo coherente de su guion y por lo acertado de su reparto, en especial Joseph Gordon-Levitt y Bruce Willis.

Eduardo Serradilla Sanchis

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