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Partido Popular-Vox: el otro y su doble

7 de agosto de 2023 15:16 h

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Graham Green fue un gran escritor que pasó personalmente por distintas etapas psicológicas y políticas hasta llegar a una mirada desencantada sobre los altibajos del comportamiento de los hombres. Tuvo una serie de sesiones psicoanalíticas y en su temprana juventud entró en el Partido Comunista británico del que salió a los pocos meses. Más tarde se convertiría al catolicismo, donde permanecería unas veces más incómodo que otras. En la Segunda Guerra mundial sirvió en la oficinas del espionaje británico contra las potencias del Eje: Alemania, Italia y probablemente en esas fechas contra el recién instalado régimen de Franco. 

Hacer una entrevista a Graham Green no era cosa fácil, pero Marie-Françoise Allain, la hija de Ives Allain, uno de los mejores amigos de Green, lo consiguió en El otro y su doble una interesante aproximación biográfica al autor de El factor humano. Graham Green dijo, entre otras cosas que han acompañado su obra y su vida, que “nuestra pasión (humana) es rozar el peligroso borde de las cosas” que sigue siendo el mismo siempre: “el límite estricto entre lealtad y deslealtad, fidelidad e infidelidad, las contradicciones del alma”. Y cuenta Green que en 1959 después de haber pasado tres meses en una leprosería en el Congo tuvo un sueño.  Soñó que un leproso en Suecia visitaba a un profesor que le cerró la puerta en las narices diciéndole que fuera a un hospital. El leproso imploraba su ayuda inútilmente, y una noche en que el enfermo volvía a sus puertas un militar le abre y dice que habrá una fiesta en honor de un general de 72 años que se jubilaba. Había, pues, dos paisajes humanos en el sueño: el primero en que el leproso se arrastraba por los campos, de noche, para suplicar al médico que le curara en secreto, y el segundo de los paisajes era alegre y ruidoso: luces, risas, humo de cigarros, botellas de champán. Entonces el leproso se pegó un tiro en la sien.

Y Graham Green se pregunta, pensando en ese sueño de un país extraño: “¿Quién soy yo, el profesor o el leproso? Y se contesta: Un poco de los dos, creo.   

Una vez más, un agente doble

Si recordamos aquello de que la vida un sueño es y los sueños, sueños son, no será muy difícil ver la analogía entre las múltiples declaraciones del PP y de su aliado y despreciado, rechazado y aliado en pactos regionales y municipales, el temido y bienamado VOX.  - 1-

En la misma medida que Graham Green con sus criaturas, el todavía ruidoso líder del PP y pese a su confesado deseo de pasar inadvertido, Feijóo padece un cierto horror a la soledad, al aislamiento, pero, más que nada, a la incomprensión de sus oligarquicos semejantes. Y recordando los aplausos a la Ayuso en el momento de aparente éxito electoral del gallego, acuerda en contradicción con sus propios discursos, diversos pactos con el VOX de Abascal.

Su rótulo ultracatólico le identifica, por lo menos en apariencia, con un público aquiescente y respetuoso; pero, a la vez, su actitud peculiar frente a la actual actitud del Papa de la Iglesia y su doctrina, le asegura también el interés de los otros, los no-católicos, que ven en su discurso y maniobras, junto a su versión ansiosa de autoendiosamiento, no la divinidad sino una recurrente predilección por enviar a las izquierdas a la hoguera del infierno.

Pese a esa búsqueda del apoyo popular, pese a su habilidad para lograrlo, Feijóo no aparece como ganador, y si no como amigo de un traficante de drogas, sí como un inescrupuloso buscador del éxito.

En los momentos de mayoría de votos y en otros menos afortunados, no sólo el nexo resulta vulgar entre el que se define como Otro y su Doble, tan mentirosos como contradictorio que es VOX, sino también y principalmente su actitud frente a lo ético. La obra de estos señores establece una transmutación de la ética deseable en la política y en toda vida pública.

En lo melodramático, en lo convencional, en lo increíble, existe una frontera indecisa que separa lo falso de lo legítimo. Hay un punto flotante en que la vida se vuelve melodrama y hay otro, que no tiene por qué coincidir necesariamente con aquél, en que el melodrama se vuelve tragicómico, unas veces vital y otras despreciable. 

No siempre puede explicarse por qué los contundentes golpes de mano de los voxianos como mosqueteros de la Corona nos divierten y el ridículo hidalgo venido de los fríos gallegos no nos llega a lo profundo, ni nos conmueve. No basta ahora con decir que unos son monigotes y otros unas criaturas de carne y huesos verdaderos, porque a veces el Uno es tan monigote como el Otro o Doble y sin embargo nos sigue conmoviendo el panorama de incertidumbre que se abre ante España.   

Cada día nos trae noticias de un giro a la izquierda o de unas incertidumbres a la derecha, nos trae nuevas noticias de una Guerra en Ucrania a las que se les manda armamentos que pagamos todos los españoles, pese a no ser consultados, y que coloca a toda Europa a las puertas de un conflicto que será, en caso de producirse, casi ineludiblemente, nuclear, con todo lo que eso significa.

Vicente Aleixandre, nuestro Premio Nobel de Literatura de 1977, tuvo durante la Dictadura franquista que silenciar sus ideas de izquierda y tiene unos versos que creo interesantes para finalizar estas ideas, tomados de su libro Diálogos del conocimiento en el poema titulado El Inquisidor ante el espejo, en que el Inquisidor dice: No sé qué miro en este/ fijo rostro de vidrio, pálido entre las luces/ finales, y aún despierto. ¿O es mi sueño en lo oscuro? 

Más adelante: Solo estoy y he perdido. Y al final el Inquisidor dice: Y sombra imparto, sombra de Dios, que eso es la Muerte. Qué salvación del mundo ardiendo. Hoguera entera que otorgaría mi mano para salvar, muriendo, matando.

 El Inquisidor culpabilizando siempre desde su absolutismo y su poder en la creencia que todo cuanto cree no son sólo su propias verdades, sino las verdades que todos han de aceptar, aunque sean evidentes mentiras. Y en cualquier caso haciendo que arda todo y que todo se queme hasta alcanzar él y los suyos el Poder.

El peligro de que se involucione en los aspectos culturales, políticos, de derechos humanos, no ha desaparecido de España, Y me parece necesario que si se lograse evitar la revuelta derechista a nivel del Estado habríamos ganado un tiempo precioso para reformar muchas cosas a muchos niveles.

El Inquisidor es el Otro opuesto al actual Presidente calificado primero de ilegítimo y. a los pocos días, de Partido de Estado, mientras su Doble, o VOX, no pierde tampoco su doblez y anuncia que galopará sobre todo lo logrado hasta hoy.

Y sea lo que sea lo que acontezca, nadie podrá dejar de mirarse en el Espejo y ver con su voto y acción o pasividad a un inquisidor o a un ciudadano leal.

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