Espacio de opinión de Canarias Ahora
'Transformers' o la imaginación a tamaño XXL
Quienes me conocen, saben de mi especial querencia por todo el universo de los robots alienígenas, los cuales son capaces de transformarse en cualquier vehículo terrestre humano. No en vano recibí bastantes críticas algunas de ellas por escrito en un medio de comunicación- cuando se me ocurrió incluir entre las actividades del Salón Internacional del Cómic de Santa Cruz de Tenerife 2.004 una exposición dedicada al universo gráfico y juguetero de dichos personajes. Por ello, cuando se anunció que Steven Spielberg había logrado los derechos para llevar a la gran pantalla los juguetes de la marca Hasbro, mi predisposición positiva- con el producto final de la propuesta era, por decirlo de una manera educada, mucho mejor que el de buena parte de los compañeros de profesión y público en general. La elección de un director como Michael Bay tampoco es que me disgustara. Reconociendo sus carencias a la hora de narrar determinados sucesos en sus películas en especial cuando se trata de una persecución sobre dos, cuatro o 18 ruedas- Bay es un director especialmente dotado para la espectacularidad cinematográfica, algo que siempre se agradece cuando lo que se pretende es pasar un buen rato. Los trailers, el celo con el que se guardaban los diseños previos aunque aquellos que llegaron hasta los medios no dejaban dudas acerca de su calidad- y las sensaciones que se desprendían de todo el proyecto, terminaron por convencerme de que el salto a la gran pantalla de los Transformers no dejaría indiferente a nadie. Ahora, tras asistir su estreno, y disfrutar como el que más, tengo claro que los implicados en una aventura como ésta sabían que el reto asumido podía desembocar en unos resultados tan recomendables como los que ahora llenan las pantallas de más de 4000 cines en todo el mundo. Aún así no quiero dar una falsa sensación sobre aquello que se encontrarán quienes asistan a verla: Transformers es una aventura en estado puro, protagonizada por unos personajes que han llenado y lo continúan haciendo- las jornadas de juegos de varias generaciones y los momentos de lectura cuando los personajes se convirtieron en una serie gráfica de la editorial Marvel Comics. Por ello, la intención de los guionistas, Roberto Orci y Alex Kurtzman, ha sido conservar el espíritu original de la serie, el enfrentamiento entre los Autobots y los Decepticons, en nuestro planeta Tierra. Entre medias, una serie de personajes, humanos, tratarán de sobrevivir en medio de una batalla para la que no están preparados. Bay utiliza el ataque inicial contra una base militar en Qatar para dejar muy claro el tremendo poder destructivo que pueden desplegar los enormes robots y los pocos medios para contraatacar que poseen los soldados allí destacados. Después conocemos a Sam Witwicky, un chico del siglo XXI, amante de Ebay, el dinero virtual y que desea, más que nada, que su padre le regale su primer coche. Sus expectativas se vendrán abajo cuando termine con un desvencijado Chevi Camaro como recompensa. Claro que Sam ignora que el Camaro es, en realidad Bumblebee, un Autobot, enviado por su líder, Optimus Prime, a localizar un mapa y, de paso, a controlar los movimientos de sus antagonistas, los temibles Decepticons. La primera transformación de la que somos testigos, tras el enfrentamiento entre Bumblebee y Barricada representa el sueño de quienes siempre habíamos deseado tener nuestro propio Transformers. ¿Les parece una locura? Puede, seguramente lo es, pero es una locura tan sana como cualquier otra. En nuestra imperfecta sociedad de consumo se acepta, como una especie de doctrina que alguien quiera ser una figura del fútbol, pero se tacha de frekkie a quien desearía ser miembro de la flota estelar, caballero Jedi o tener a un Transformer como compañero de juego. Tener la mente abierta es una virtud, todo lo contrario a lo que termina por ocurrir en la realidad, pero bueno, cada cual es muy libre de creer en lo que quiera siempre y cuando no moleste a los demás. Volviendo a la película, tras el primer encuentro entre Sam y Mikaela -la protagonista femenina que se aparta, menos mal, del prototipo de rubia oxigenada y tonta- llegarán el resto de los Autobots y conoceremos la relación entre la familia Witwicky y la guerra entre los dos bandos de los Transformers. El tercer protagonista de la historia es el capitán Lennox, del cuerpo de marines. Éste será uno de los pocos supervivientes del ataque a la base situada en Qatar y, se verá involucrado, por esa misma razón, en la batalla final entre Autobots y Decepticons. Junto a ellos pivotarán personajes como el secretario de defensa John Keller bastante más juicioso que su homónimo en la actual administración americana- y el agente de la sección siete, Simmons. De todos los personajes, este último es de aquellos que, si se hubieran quedado en la sala de montaje, todos hubiéramos salido ganando. Además de estar demasiado caricaturizado, uno termina estando cansado de los departamentos secretos del gobierno americano tipo Area 51, hombres de negro, rojo y/o azul- que no sólo no saben lo que se traen entre manos sino que les mueve una fe ciega que nubla su buen juicio. La mentada sección siete lleva décadas custodiando, ni más ni menos que a Megatrón, líder de los Decepticons. Y como era de esperar, su torpeza tendrás las desastrosas consecuencias que suelen ser habituales en este tipo de aventuras. El resto es un derroche visual donde los enfrentamientos entre ambos bandos con unos seres humanos que no saben muy bien cuál es su lugar en todo aquello- dejan paso a momentos realmente divertidos, es hilarante ver a los Autobots tratando de esconderse de los padres de Sam en el jardín de su casa, en especial por su enorme tamaño. La batalla final, en medio de la ciudad, no deja dudas de que estamos ante un espectáculo visual sacado de la imaginación de cualquier niño, aderezado con los guiones de las series gráficas clásicas o las que, ahora mismo, publica Norma Editorial en nuestro país.Hay, como no podía ser de otra manera, una persecución donde Bay no marea en exceso y donde perdemos varios puntos de referencias, paliados con el coche entre Optimus Prime, un Decepticon y la sonrisa de felicidad de un niño, testigo de todo aquello. Los actores, bastante desconocidos en producciones cinematográficas Sam Witwicky está más de moda, al ser el protagonista de Disturbia, también estrenada este año- aunque sí lo son de la pequeña pantalla. Así, Megan Fox, la actriz que da la réplica Mikaela Barnes ha participado en series como Two and halfmen junto a Charlie Sheen y Hope and Faith, mientras que el capitán Lennox es Josh Duhamel, conocido por su papel del ex-marine Danny McCoy en la serie Las Vegas. Rostros conocidos como Amaury Nolasco (Jorge Figueroa, en esta película, pero más conocido por su papel de interno en Prison Break) Jon Voight (John Keller), John Turturro (agente Simmons) y Bernie Mac (responsable indirecto de que Sam conozca a Bumblebee) terminan por ensamblar un reparto que, no hay duda, está bastante subordinado a las andanzas de los míticos robots. Lo dicho, quienes quieran pasarse 144 minutos trepidantes, con subidas y bajadas propias de una montaña rusa, Transformers es su película. Además, hay muchos guiños entre escena y escena atentos a ciertos calcetines rojos en un avión muy conocido por Harrison Ford- y a otras referencias al género fantástico.Quienes buscan la verdad de la existencia humana y detalles por el estilo, les recomendaría que se abstengan de buscarla en una película como Transformers. Seguro que lo agradecerán.Para el resto, la diversión empieza una vez que las letras se Transformen en una apasionante aventura. Eduardo Serradilla Sanchis
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