George Walker Bush y su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, apoyan incondicionalmente a Uribe, porque consideran el TLC como parte vital de la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos. Colombia recibe más ayuda militar norteamericana que cualquier otro país latinoamericano, pero la lucha contra la guerrilla de la FARC sólo ha cosechado fracasos al tiempo que el balance sobre los derechos humanos no encuentra progresos. De ahí el recibimiento al presidente Uribe de la demócrata y presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi: “Felicito a quienes en Colombia han denunciado a los paramilitares y nexos con los congresistas de la coalición uribista. Es esencial que el Gobierno de Colombia investigue y condene las relaciones entre paramilitares y autoridades colombianas, incluidas las de alto nivel.” El congresista James McGovern añadió:”No se trata sólo de palabras, informes o crear unidades de investigación, sino de resultados y condenas. Verdaderos progresos.”. El presidente encontró también protestas de los sindicalistas estadounidenses por los asesinatos de destacados líderes laborales colombianos.Los jefes paramilitares aseguran que llegaron a tener bajo control al 30% de los congresistas. Lo nuevo no consiste en esas relaciones, conocidas desde hace años, sino en los procesos judiciales abiertos contra importantes políticos de la derecha gracias, entre otras revelaciones, a las declaraciones de los criminales afiliados a las Autodefensa Unidas de Colombia (AUC) que pretenden reinsertarse socialmente como respetables ciudadanos. Cada día aparecen nuevos elementos de la parapolítica, algunos de los cuales conducen al mismo presidente Uribe, al menos durante su gestión como gobernador de Antioquia. O relaciones con algunos de sus más íntimos colaboradores de gestión gubernamental durante los últimos años. Las fincas de la familia Uribe se utilizaban en Antioquia como base de operaciones de los paramilitares ligados al narcotráfico.La democracia colombiana está tocada por la represión indiscriminada de la población más pobre y sus representantes políticos, sociales y sindicales. El senador del Polo Democrático Alternativo, Gustavo Petro, presentó en España sus protestas por la pasividad de la Unión Europea ante el escándalo de la parapolítica. Criticó la pasividad del Tribunal Penal Internacional que ni siquiera envía observadores. ¿Y nuestro país? “La UE concede gran atención a España en relación con América Latina. Pero los Gobiernos del Partido Popular y del PSOE han desarrollado políticas muy similares porque la diplomacia española está ligada a los intereses de las empresas, que buscan tranquilidad para sus negocios. Por eso, España no actúa. Y al no actuar, su eco resuena en Europa”. Más claro, el agua clara. Rafael Morales