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Venezuela: Asignatura cumplida (II)
La segunda parte, el segundo examen como asignatura obligatoria, estuvo precedida por conocer a una gran parte de mi familia. Unos hermanos/as, que conocí en su mayoría, tras cincuenta y seis años de búsqueda infructuosa, pero no exenta de intentos, ilusiones y motivaciones. Fue un encuentro especial y significativo, donde los corazones latieron con más fuerzas que nunca y las emociones se vieron desbordadas en determinados momentos en los respectivos escenarios familiares. Ellos/as, Domingo, propulsor de este imborrable y maravilloso encuentro familiar, Rafael, Ñaño, José Manuel, Licha, Teresa, Fina y Chana, junto con sus respectivos hijos/as, me brindaron sus corazones, amor, respeto y solidaridad. Del mismo modo, los maridos y mujeres de mis hermanas/os, sobrinas/os, me ofrecieron personalidad, elegancia, ternura, amistad y cariño, en una América que sigue ofreciendo oportunidades; pese a la gran inseguridad existente en el país, especialmente por las diversas y diferentes opiniones y formar de pensar del pueblo venezolano contra el actual sistema de gobierno del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Fría. Pero eso queda para otra ocasión, pues en esta primera ocasión que he tenido de visitar Venezuela, lo hice como profesional de la comunicación periodística y conocer a mi familia emigrantes canarios. Posiblemente, y en otra ocasión, escribiré de lo que se habla y piensan muchas gentes de los distintos sectores de la sociedad venezolana. Me he ido de Venezuela con unas maletas llenas de sensaciones y emociones positivas. Visitar la tumba de mi padre, ofrecerle un ramo de flores, junto al hijo de mi hermana, Licha y los padres de mi cuñado, Carmelo, motivó cumplir con una asignatura pendiente que llevaba en mi corazón. Del mismo modo, regalos ofrecidos por mis hermanas/os y cuñados, que para ellos significaban mucho sentimentalmente, me fueron entregados con amor y dulzura.
El Cerro el Ávila se muestra majestuoso, ofreciendo desde la parte más alta de su corona forestal, la ciudad de Caracas. Elegante e impresionante, el Cerro el Ávila desafía sin miedos las fuerzas y contrastes de los vientos, relámpagos y truenos; convirtiéndose en fiel guardián y testigo mudo de una ciudad grande y llenas de oportunidades para un nuevo comienzo, un nuevo día.
Lugares como Barquisimeto; Colonia Tovar, La Guaira; Macuto (estado Vargas, Altamira, Santa Mónica, La Candelaria, Potrerito, La Lagunita Country Club; Bajada el Playón, El Caribe, Playa los Coco, Club Tanaguanera, Puerto Azul, Naiguatán, Playa Los Ángeles, Playa Pantaleta, Anares, Los Caracas, Playa las Puntas, Río Guaire; Avenida Nueva Granada, Avenida Rusbell, Chacao, Avenida del Libertador, Quinta Crespo, Los Palo Grande, Las Mercedes, Araguaney, El Junquito, Plaza San Jacinto, El Capitolio, las Torres del Silencio, Plaza Simón Bolívar, Avenida Varal, Avenida Príncipe de Cementerio, Prado de María, Los Rosales, Bello Monte, Sábana Grande, La Castellana, Casa del Libertador, Plaza Bolívar, Congreso Nacional, Avenida Urbaneta, Alta Florida etc.; fueron lugares de encuentros, emocione y recuerdos; avalados por una comitiva familiar que siempre estuvo dispuesta al compromiso y voluntad, especialmente por satisfacer a un hermano canario que siempre soñó en poder encontrar la raíces de su árbol genealógico. Ese fue mi caso; mi asignatura y mi examen.
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Rafael Lutzardo*
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