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Eduardo Serradilla Sanchis / Eduardo Serradilla Sanchis

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Un mortal tan “común y corriente” como lo es Eddie Morra, escritor de segunda categoría ?si lograse escribir algo, claro está-, e incapaz de mantener una relación afectiva sin que ésta acabe naufragando por una causa o por otra.

Un divorcio y una nueva ruptura sentimental, en esta ocasión con su última pareja, Lindy, así lo atestiguan. La suma de todos estos factores, además del palpable abandono personal del que hace gala, son sólo una muestra de la deriva en la que se ha convertido su vida.

La solución a todos sus problemas llegará de la mano del hermano de su ex-mujer, Vernon, un esquivo personaje que le ofrecerá el “santo grial” de la medicina moderna, simbolizado, éste, en una droga llamada NZT.

Dicha droga es capaz de lograr que un ser humano logre hacer uso de toda la capacidad de raciocinio que atesora su cerebro, así, sin más. Como es lógico pensar, a Eddie toda la palabrería de Vernon le suena a relato pulp de ciencia ficción, pero, por si acaso, acepta el regalo que su amigo le brinda antes de irse.

Al final, y sin caer en la cuenta de la dependencia que traen consigo todas las drogas, Eddie, se tomará la pequeña píldora de NZT, primer paso para un viaje que le hará ver el mundo con otros ojos. En realidad, su primer viaje tras tomar la droga será similar a las sensaciones que experimenta una persona ciega y que, tras una operación, recupera la vista.

Mientras está bajo los efectos de la NZT, el mundo, sus secretos, los problemas más complejos de resolver se convertirán en simples trucos de feria, fáciles de entender y descubrir.

Una vez superado los efectos, Eddie ve claro que su futuro, aquel que antes le era esquivo, dependerá de encontrar más pastillas de NZT, una labor para la cual no estaba del todo preparado, a pesar de creer lo contrario.

Al principio todo pareció ir bien, por lo menos hasta el momento en el que se encuentra con el cadáver de Vernon, muerto por la misma causa por las que él acudió a verlo, las codiciadas pastillas de NZT.

Sin tiempo para pensar, Eddie decide no perder la calma y no rendirse hasta dar con las preciadas pastillas, conocedor de una realidad que luego se volverá una máxima inmutable: sin aquellas pastillas su vida no valdrá nada.

Como es lógico pensar el legado de Vernon vendrá acompañado de una batería de problemas, simbolizados en la figura del prestamista eslavo Gennady y del magnate inversor, Carl Van Loon.

Con el primero Eddie se cruzará en busca del efectivo que le permita obtener en la bolsa un rápido y suculento capital con el que operar.

Con Van Loon, será la endiablada capacidad de Eddie Morra, multiplicará por diez el valor de su dinero en tan sólo unos días, la que le llevará a codearse con una de las personas más influyentes de Wall Street.

Además, su vida y la de su ex-pareja, Lindy, también estará en un jaque continuo, ante el acoso de un matón que empieza a perseguirle casi desde el mismo momento que su vida comienza a depender de la NZT.

¿Quieren más datos?...La verdad es que con lo que les he contado, uno puede entender por qué Eddie aparece en la primera escena de la película, subido en el muro de la terraza de su apartamento, situado en el ático de un alto y lujoso edificio.

Sin embargo, Limitless (Sin Límites) es mucho más que todo eso, sobre todo por el trabajo de los actores principales y por el dinámico trabajo del director Neil Burger, conocido por su más que notable The Illusionist.

Burger juega con el carácter de su personaje principal, Eddie Morra, interpretado por un Bradley Cooper más que convincente, y con su corto, pero impresionante, salto evolutivo.

La película se vale de una puntación cinematográfica que bebe de las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías, de ahí que la pantalla se transforme en una suerte de ordenador multifunción, al servicio de la privilegiada mente de Eddie Morra.

De esa forma, vemos como el mundo cada vez es más transparente para la mente de Morra, llevando al personaje al estadio de “homo superior” a imagen y semejanza de los mutantes liderados por Erik Magnus, en las páginas de la serie gráfica X-Men

Junto al personaje interpretado por Cooper, tenemos al resto del reparto, encabezado, éste, por el veterano Robert de Niro, quien da la réplica perfecta al personaje de Carl Von Loon. El pétreo e implacable tiburón de las finanzas, empeñado en controlar el enorme y sorprendente potencial de Morra y utilizarlo en su provecho, no dudará en trazarle las líneas de actuación a Eddie Morra, sin saber cuál es el verdadero secreto de su nuevo pupilo.

A su lado, Abbie Cornish (Lindy); Johnny Whitworth (Vernon) y Andrew Howard (Gennady) completan la lista de personajes de esta entretenida y bien resuelta trama, mezcla de ciencia ficción y una buena dosis de realidad cotidiana.

Limitless se podría resumir muy bien en la siguiente frase: “Ten cuidado con lo que deseas, no vaya ser que se cumpla y después, no hay marcha atrás”.

Otra cosa son las ventajas que terminan por aparecer en el camino, las cuales dejan sobre la mesa otra cuestión...¿Hasta dónde eres capaz de llegar para conseguir lo que quieres?

Eduardo Serradilla Sanchis

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