Era mediante esa fórmula de la PNL, no permitida por el reglamento, con la que José Manuel Soria pretendía volver a trasquilar a los socialistas, en aplicación de su particular doctrina política de donde las dan las toman. Pero tampoco esta vez va a ser posible porque la moción saldrá como quieran los socialistas, ya que es un mecanismo parlamentario que deja en manos del grupo proponente la admisión o el rechazo de enmiendas, y estamos por asegurarles que Santiago Pérez no va a permitir que CC y PP le cuelen un forro. Pero en su intento por mangonear la reprobación, el mariachi Cabrera-Barragán trató de hacer otra pirula en la Junta de Portavoces: que excepcionalmente se permitiera un turno “de réplica” a todos los grupos parlamentarios. Con ello pretendían que el debate fuera cerrado por algunos de los dos portavoces que apoyan al Gobierno. Santiago Pérez no puso objeción a la propuesta excepcional, pero la condicionó a que, en aplicación del reglamento, el orden fuera de menor a mayor, con lo que cerrarían los socialistas. El mariachi se la envainó.