Tiene razón Jerónimo Saavedra cuando dice que el quid del asunto Emalsa está en el año 2001, cuando el pleno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria presidido por José Manuel Soria ratificó el acuerdo de venta o asimilado de la empresa pública de suministro de agua de abasto. En aquel entonces Curro Fernández Roca, concejal de Hacienda, lo veía todo negro y se movió quinientos días y no sabemos cuántas noches para arreglar el asunto por el bien de la ciudad. Hasta Chile llegaron sus plegarias, porque esta vez no tenemos comprobado ningún viaje a Suiza. Al final todo llegó a feliz puerto y se endilgó el embolado que estos días ha vuelto a reventar en mano del consistorio capitalino en forma de sentencia del TSJC anulando ese acuerdo plenario. Entonces el silencio era sepulcral, hoy hasta los peperos gustan hablar de esas gestiones del otrora gran mandatario, que se revuelve contra este nuevo varapalo judicial mintiendo como siempre hace.