Las desavenencias entre el alcalde y su acaudalado ángel de la guarda tienen algunos dobleces que anda medio Santa Brígida tratando de desentrañar. Todo el mundo da por hecho que Ruano Torres, empresario de actividades diversas (ora una pequeña promoción inmobiliaria, ora una empresita de trabajitos rurales) está a la espera de que se materialice una de esas fabulosas promesas pronunciadas en medio de la frenética y exaltada campaña electoral. Como eso no lo va a confesar nadie jamás, nos tenemos que quedar con las razones que el agraviado está poniendo por escrito y contando por todas las esquinas: dos comunicadores de Radio Tinamar se dedicaron durante mucho tiempo a poner a parir al ángel de la guarda y a todos los acogidos en su seno, desde el alcalde hasta el último de sus concejales. Pero el ensañamiento fue especialmente cruel con el empresario, al que se referían siempre con gruesos calificativos, haciendo sonar de fondo la banda sonora de El Padrino, y otros efectos especiales bastantes burdos, a la par que insultantes.