Si, como se supone que va a ocurrir, la Justicia empieza a fallar de igual modo ante la media docena de solicitudes de tiendas de descuento duro de Lidl, casi todas las islas tendrán establecimientos de esta modalidad. Puerto del Rosario será, probablemente, la primera capital en comprobar cómo se modifica sustancialmente el precio medio de la cesta de la compra, que en Fuerteventura está desbocado desde que el comercio de alimentación se concentrara en manos de tres marcas de distribución. Luego vendrá Lanzarote, donde todos los estudios aseguran que se padece la cesta de la compra más cara de España. Y atentos al valle de Jinámar, en Gran Canaria, una de las zonas más deprimidas de la región, donde también el Gobierno prohibió una tienda de Lidl, probablemente porque el poder adquisitivo de los habitantes de esa zona permite pagar el tetra-brick de leche a más de un euro, y no a menos de medio, como oferta Lidl. La multinacional alemana ya busca directivos para sus tiendas canarias.