El juicio promovido por el Niño Lucas y sus concejales Juan Umpiérrez, Paula Rosa Vera, Oneida Socorro, Ángel Luis Santana y Martín Sosa duró alrededor de dos horas y se celebró en el Juzgado de Instrucción 2 de Las Palmas de Gran Canaria. Los denunciantes solicitaban una condena de alejamiento de Ruano Torres y unas multas de días de arresto, además de las consabidas perrillas para mejor proveer. El empresario desengañado, ex novio de una de las concejales denunciantes, insistió ante el tribunal que a él el PP no le ha pagado lo que invirtió en la campaña electoral de Bravo de Laguna, y que cuando dijo que si sacaba el asunto a la opinión pública “el alcalde saltaría por los aires” no se refería a una suerte campestre de bomba-lapa en el coche oficial, conducido por un ímprobo empleado público que también acudió este viernes a deponer como testigo. Añadan al asunto el morbo de que los dos denunciados lo fueron en su día entre sí después de que Ruano Torres amenazara al bloguero De Armas y a un radiopredicador de San Mateo de meterles dos tiros si se seguían metiendo con él. Alta política de las medianías, que se llama.