Desconocemos con exactitud qué intereses han llevado a Javier Esquível y a Germán Suárez a mostrarse tan activos en el control del consejo de administración portuario, pero nos podemos hacer una idea. A ellos se han sumado otros empresarios afectados por los vientos de decencia que con Mayoral invadieron el recinto portuario. Porque hay que reconocer al actual presidente que, sin necesidad de levantar alfombras ni de remover violentamente ningún chiringuito, ha demostrado que se puede gobernar el organismo sin rendir tributo a los poderosos de siempre. Y como detrás de todo empresario inquieto siempre suele haber un político, en este caso a Esquível, a Germán y a Freire les alentaba José Manuel Soria, preocupado por el cariz que tomaban lo acontecimientos. De un almuerzo con Soria, Suárez y Esquível salieron con el encargo de pactar con los socialistas un cambio de presidente, pero sin ofrecer nada a cambio, con lo que ya se imaginarán lo que duró la oferta.