Continúa viento en popa a toda vela camino del risco la teoría conspiranoica de que existe un pacto entre el grupo de gobierno del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y los dos padrinos de la operación Las Teresitas, Ignacio González y Antonio Plasencia, pacto según el cual se postergan todos los pleitos civiles para evitarles tener que devolver al consistorio los 53 millones que recibieron por el frente de playa. Los alentadores de la conspiranoica consideran que es muy raro que esos documentos existieran y que justo aparecieran en la semana en la que se iba a celebrar el primer juicio de reclamación de esas cantidades, promovido -por cierto- por los mismos a los que se acusa de pactar. Siempre hemos sostenido aquí y lo seguimos haciendo (no se entusiasmen) que es imposible pretender meter en una operación tan jedionda como esa (perdonen la jota, pero es lo que se tercia) al concejal de Urbanismo, José Ángel Martín, básicamente porque es el firmante de la denuncia que dio lugar a todo este escándalo, actualmente en fase penal en el Supremo. Los más sesudos pensadores de la izquierda seria de Tenerife, que existe y no tiene por qué estar ni en los prometedores partidos ni en el decepcionante PSOE, la intención de los conspirenaicos es que el público municipal y espeso asimile a los socialistas de Santa Cruz con ATI, con la parte más cercana al conchabo de Las Teresitas, de modo y manera que pudiera quedar expedito el camino electoral para ellos. De ilusiones también se vive. Pero he aquí que en medio de la discusión de si son galgos o son podencos descubrimos las verdaderas razones por las que justo ahora han aparecido los famosos papeles secretos de Las Teresitas.