La ciudad turística canaria, y no nos referimos solamente a San Bartolomé de Tirajana, se ha instalado desde hace tiempo en el caos urbanístico y reglamentario más atroz. Se incumplen ordenanzas, normativas y hasta leyes, sin que los Ayuntamientos y el resto de administraciones sean capaces de meter en cintura a los cada vez más numerosos infractores. Los reglamentos de horarios de locales nocturnos siguen originando mucha polémica porque mientras unos tratan de poner el cascabel al gato, otros se llevan el gato y hasta el cascabel. En Playa del Inglés el desastre es absoluto y ya ni se cumplen los pactos alegales que establecían horarios de cierre muy por encima de las normas que rigen para ciudades turísticas. Dicen en el Ayuntamiento que van a intentar cumplirlos de nuevo. Apuesten lo que quieran a que nada pasará antes del 9 de marzo. Y luego, ya veremos.