Y ustedes se preguntarán qué le puede haber hecho la juez Victoria Rosell, portavoz de Jueces para la Democracia en Canarias, a tan insigne y magno prócer de la independencia canaria. Pues nada más y nada menos que archivarle una querella que don Pepito interpuso contra la directora de La Provincia, Teresa Cárdenes, por un artículo en el que la periodista ponía en posición de firmes al editorialista más dicharachero de barrio Sésamo. La juez llamó a Cárdenes a declarar como imputada, y tras escucharla y analizar las pruebas que le presentó, decidió archivar la causa condenando a las costas al querellante, o sea, a don Pepito. A partir de ese momento, el editorialista y algunos de sus más insignes amanuenses desataron sus plumas y su ira contra la magistrada, a la que han llegado a insultar de manera grave, incluidas intromisiones inadmisibles en su vida privada. De ahí que la solicitud de amparo haya sido atendida. Y enviada a las oficinas de El Día por los servicios centrales del Poder Judicial, un privilegio que pocos periódicos han tenido en España. Mucho nos tememos que no quedará aquí este episodio porque la Fiscalía General de Canarias ha decidido actuar y ya ha pedido al periódico que le acredite quién ha escrito esos artículos y editoriales, según ha confesado el interesado en una de sus soflamas.