Los encargos puestos sobre la mesa también alcanzaron a estrechos colaboradores plateados, algunos de los cuales han aprendido tanto del maestro que, en ocasiones, le superan con creces. No les vamos a hablar aquí de Aurelio Ayala, coordinador de la campaña plateada, al que pudo verse también en la comida de la CCE luciendo corbata roja, pero sí de algunos flequillos que nos llegan de esa campaña que acabó con la vía plateada sentando sus reales en la calle de León y Castillo. El núcleo duro vio cumplidos de aquel modo sus objetivos, pero con un sobrecoste que todavía están pendientes de analizar con lupa. Más o menos como hubo que hacer con determinados cursos de formación que cayeron en manos de determinadas entidades colaboradoras que justificaron de aquella manera que ustedes saben y los demás se imaginan. Pero si no les hablamos de Ayala, les hablamos de Francisco Palero, audaz discípulo plateado al que Suárez Gil colocó hace meses al frente de uno de sus inventos, la Fedac, federación dedicada a las más diversas actividades diversas, ya saben. De Palero, delegado de la Cámara de Comercio en Arucas, también se ha hablado en el núcleo empresarial.