La parafernalia zeroliana se montó en el local de campaña de CC, involucrando a todos los candidatos: Melchior, Oramas, Paulino (¡qué razón tenía cuando decía que Zerolo no debía ser candidato! ¡El único acierto de su campaña!). El relato de los hechos leído por Zerolo es el escrito de alguien afectado por algún tipo de producto que puede ser tóxico, ingerido o comido en exceso, como la tinta de calamar. La clave de toda la estrategia chiripitifláutica puesta en escena por Zerolo se basó en que el procurador que trabaja para ellos, se supone que para el Ayuntamiento, no tenía la sentencia cuando ya la tenían otros. Es más, dijo que el procurador fue a la sede del Tribunal Supremo y que no se la dieron, pobrecito. Sin embargo, qué desfachatez, algún pérfido periodista, canarión para más inri, hizo su trabajo (el que antaño hicieron, alguna vez, los asesores de Zerolo), consiguió la sentencia y la publicó destacada, no como ha aparecido en muchos medios de Tenerife, que viven en el paraíso. A la Televisión Canaria siguen llegando pateras.