Esa fórmula, la de designar ahora candidato y relevar a López Aguilar tras 2011, es la que defienden ahora con ahínco los mismos que querían levantarlos por los aires en octubre. No calculaban las consecuencias que podría tener sobre algunos de sus patrocinados elevarlos a la categoría de candidatos-candidatas o secretarios/as generales antes de tiempo. De ahí que ahora admitan la bicefalia antes proscrita. Desde luego parece bastante extravagante pretender que Carolina Darias, por poner un ejemplo, abandone ahora la Delegación del Gobierno y regrese a su plaza de funcionaria en la Consejería de Industria para poder hacerse cargo de esas responsabilidades. Y que tenga que pedir permiso a Jorge Rodríguez para ir a reunirse con un ministro socialista. O que endilguen a José Miguel Pérez la doble responsabilidad de remontar a las encuestas en el Cabildo grancanario y dirigir un partido que entrará en contradicción electoral y estratégica al minuto siguiente de despedir a López Aguilar.