Habiendo bonos tecnológicos como hay, pudiéndose acoger a ayudas públicas para la renovación tecnológica de la compañía, no alcanzamos a entender cómo es posible que a don Pepito todavía se le colapse a estas alturas la centralita de El Día. O al menos ese fue el dato aportado este jueves por el intrépido editorialista en su tercera soflama consecutiva contra Paulino Rivero y su entorno por el resultado provisional del concurso de asignación de frecuencias de radio. Está que se sube por las paredes nuestro admirado colega, como lo están, unas con más razón que otras, las decenas de empresas serias que no han podido obtener las licencias que pretendían en esta convocatoria. El Gobierno ha reaccionado y, dos días después de que se conocieran los primeros datos, ha publicado las baremaciones que llevaron a la mesa de contratación a la propuesta de adjudicación de las 156 frecuencias de radio, dejando sin posibilidades (al menos inmediatas) a más de 550 ofertas que no alcanzaron la puntuación requerida. La reacción de los no propuestos ha sido de cabreo, de frustración y hasta de indignación, pero ninguno de ellos ha llegado tan lejos como ha llegado don José, que ha crucificado a Paulino Rivero en la punta de arriba del monumento a los caídos. Con perdón.