La gran sorpresa de este proceso congresual socialista han sido los resultados de las asambleas locales de la isla de Tenerife, particularmente La Laguna, donde han ganado claramente los partidarios de que el próximo secretario general sea José Miguel Pérez. La clave hay que buscarla (y encontrarla) en la tribal división que sufre el PSC en esa isla desde hace unos lustros. Los últimos congresos insulares han profundizado en esa división, que se manifiesta casi todos los días ante cualquier controversia. Hay dos bandos claramente enfrentados, y algunos han aprovechado la coyuntura para sacar los cuchillos, afilarlos y clavarlos cariñosamente en las espaldas de los adversarios. El más acuchillado en esta ocasión ha sido Santiago Pérez, el nombre más repetido en las últimas semanas, por encima incluso de los tres candidatos en liza. Pérez, partidario del tándem Manuel Marcos-Arcadio, ha conseguido sin pretenderlo que una parte de la militancia tinerfeña haya considerado necesario infligir castigo a Manuel Marcos Pérez, que se queja de la “guerra psicológica” que le ha situado como candidato exclusivamente tinerfeño y receptor de los navajazos pendientes. Y, lo que considera peor, como el candidato perdedor frente al vendaval del candidato grancanario.