El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Coalición Canaria pone en remojo sus mimbres
Coalición Canaria ha dado el pistoletazo de salida a las elecciones del año que viene. Ha dicho “hasta aquí hemos llegado”; “ya está bien, tenemos que volver al poder”. Lo hizo este sábado en un acto celebrado en el auditorio Teobaldo Power, de La Orotava, en Tenerife, claro, ante una audiencia de 1.000 personas, según el periódico El Día, es decir, el total del aforo del recinto. A reventar, según el diario, un poco menos, según los vídeos difundidos por la organización. Reformado en 2019 por el arquitecto Fernando Menis, la obra del auditorio de La Orotava acabó costando más de 4,5 millones de euros a pesar de que partía de un presupuesto inicial de 3 millones, si bien es cierto que cuando se hizo tal asignación ni siquiera estaba redactado el proyecto, que ya se sabe cómo son las obras públicas en ese partido. Pero el caso es que CC se reunió en La Orotava para poner en marcha un proyecto que ha dado en llamar “Tenerife te necesita”, una adaptación insular que se repetirá isla a isla del proyecto matriz, “Canarias te necesita”, del que ya existen interesantes documentos de trabajo que hubiera sido extraordinario tener durante algunas de sus largas etapas de gobierno. Qué se le va a hacer. El caso es que la tenida en el Teobaldo Power sirvió a la parroquia coalicionera para volver a encontrarse y abrazarse tantos meses después de dejar de hacerlo por las cosas de la pandemia, y para conjurarse todas y todos en una larga campaña electoral que han dado por iniciada con el muy loable objetivo de volver al poder. Lo dijeron varios de los intervinientes sin ningún tipo de recato: hay que volver al poder porque la gente nos lo pide y porque estos que están ahora (“el PSOE y Podemos”, dijeron, sorteando claramente a Nueva Canarias y a la Agrupación Socialista Gomera) son un desastre.
Trenes en todas las direcciones
Las principales aportaciones lanzadas de lo que va a ser ese proyecto de “Tenerife te necesita” es que Coalición Canaria pondrá trenes en todas las direcciones: “por el norte y por el sur”, que no le falte un tren a ningún tinerfeño de pro, resaltó exultante el alcalde anfitrión, Francisco Linares. Y que se recupere el proyecto Ansina, una iniciativa del Cabildo de Tenerife especialmente dirigido a las personas mayores que la actual mayoría socialcomunista, bilduetarra y chavista se cargó en la errónea creencia de que era un invento clientelar y electoralista de Coalición Canaria. Como si hubieran visto con frecuencia en cada uno de sus actos a los dirigentes de CC y en algunos casos retransmitidos en directo por la Televisión Canaria cuando era puro régimen. Los conferenciantes de CC en la tenida de La Orotava dibujaron un panorama desolador de Canarias, mucho peor incluso del que dejaron sus dirigentes cuando fueron desalojados del poder tan injustamente que incluso Fernando Clavijo llegó a hablar de “los resultados”, obviando, con la frágil memoria que le caracteriza, que precisamente él –sin ir más lejos- perdió las elecciones, es decir, quedó segundo, a cinco diputados de Ángel Víctor Torres, el maléfico monstruo del PSOE que le ha arrebatado antidemocráticamente la presidencia del Gobierno canario. El panorama apocalíptico dibujado este sábado por Clavijo, Rosa Dávila, Carlos Alonso o Francisco Linares contrasta en gran medida con los fríos datos, por ejemplo, los ofrecidos ese mismo día por la patronal tinerfeña del turismo, tan pocos dados a las buenas noticias, que habla de buenísimos resultados; o el desempleo, con Canarias a la cabeza en contratos indefinidos y en la creación de empleo en el primer trimestre, al alza desde que CC abandonó la administración autonómica; o el liderazgo de las islas en la distribución de las ayudas COVID a autónomos y pymes (1.144 millones); o el descenso en más de un 6% del abandono escolar temprano…
Con Vox (y con Podemos), ni a la esquina
El abandono por parte de Nueva Canarias del sello nacionalista y su transformación trasversal hacia el canarismo, ha dejado a CC con la exclusiva de la marca nacionalista. Y sus dirigentes parecen estar seguros de que es una buena idea continuar explotando esa vena sentimental de cierta parte de la población que aún se conmueve con soflamas como “no somos una colonia”, “esta tierra es nuestra tierra y no se vende”, “somos un partido sin otra obediencia que no sea la del pueblo canario” oído el sábado en La Orotava. De ese sentimiento se piensa valer el partido para frenar competidores como Vox, al que se hizo directa mención en la tenida villera, una de las amenazas detectadas por los estrategas. Ya lo decía abiertamente en el mismo periódico El Día ese mismo sábado de gloria para CC Alfonso Cabello, secretario general de la formación en Santa Cruz de Tenerife y persona llamada a sustituir a José Manuel Bermúdez en la candidatura a la alcaldía si fructificara su intento de dar el salto al Cabildo. Alfonso Cabello dijo literalmente que CC está dispuesta a “sentarse a hablar, con respecto a establecer pactos, con todos los partidos políticos, a excepción de Vox, porque está en el lado opuesto a todo lo que representa CC”. La respuesta no dejó muy tranquila a la periodista, que a continuación preguntó si CC “también estaría dispuesta a pactar, si fuese necesario, con Podemos”. La respuesta: “Si tenemos enfrente a una persona razonable, por supuesto que se puede hablar”, para a continuación añadir que “si se trata de establecer un pacto, creo que también lo descartaríamos pues sería muy difícil llegar a un acuerdo con un partido que quiere municipalizar todos los servicios”. Y ¿cuál fue el titular de la entrevista? Pues este: “Coalición Canaria en Santa Cruz no pactará ni con Vox ni con Podemos”, y a otra cosa.
El muy representativo caso de La Laguna
Es muy razonable la posición de Cabello respecto de la municipalización de los servicios públicos, sobre todo atendiendo a la tradición de su partido para con las grandes empresas multinacionales que desde hace años clavaron sus ojos en el pingüe negocio de los contratos con los ayuntamientos. Ahí tenemos, sin ir más lejos, el pelotazo que dio Sacyr con la empresa pública Emmasa, la responsable del ciclo integral del agua en Santa Cruz de Tenerife, un asunto que ya se dilucida en los tribunales; o la sucesión indecente de contratos renovados sin ninguna cobertura legal en La Laguna durante los últimos mandatos de CC para dar continuidad a concursos vencidos sin convocar los correspondientes, a punto de dar el salto al Supremo con ilustres imputados, como el ya mentado Fernando Clavijo y su sucesor en la alcaldía, José Alberto Díaz. La Laguna es, por cierto, una de las más profundas espinitas que tiene clavadas Coalición Canaria. Es, junto con Santa Cruz y el Cabildo de la isla, un feudo innegociable las últimas tres décadas previas a perderlas como las perdió en 2019. Cierto que ya recuperó la alcaldía de la capital gracias al concurso inestimable de una tránsfuga, y cierto también que en el Cabildo hubo un empate de votos que convirtió en cuestión natural perderlo. Pero lo que no perdona la organización nacionalista es no gobernar en La Laguna. Tan traumáticas son las consecuencias que hasta el asunto derivó en que se marchara en estampida su último alcalde, José Alberto Díaz, que no quería saber nada de ser portavoz donde le iban a estar reprochando cada día sus errores y los de su partido durante tantos años en el poder. En su lugar se ha quedado Jonathan Domínguez, un broker inmobiliario especialista en vender motos, con unos perfiles anónimos en redes sociales con los que pretende hacer pasar por clamor popular lo que en realidad son sus profundos conocimientos de la política y la gestión laguneras. En la tenida del sábado, Domínguez fue el que más se emocionó, según dicen las crónicas.
“Secuestradas por unos sectarios”
El pasaje más álgido del discurso de Jonathan Domínguez este sábado en La Orotava fue el referido a la mayoría de gobierno que arrebató la alcaldía a CC y a sus socios naturales (PSOE, Unidas Podemos y Avante La Laguna): “Somos la llamada a la esperanza de que podemos devolver al pueblo las instituciones que, como ocurre en La Laguna, están secuestradas por unos sectarios”. Un día antes de esas proclamas tan tajantes, celebróse pleno en el ayuntamiento en cuestión, y allí se pudo ver no solo a Jonathan Domínguez desplegando sus habilidades políticas, sino también al secretario general de CC en la ciudad, Fran Hernández, departiendo con otro de los tránsfugas de Ciudadanos incorporado por la vía de la colaboración desinteresada (y dos piedras) a la causa nacionalista (y otras dos piedras). Parecía como si le estuvieran dando instrucciones a Alfredo Gómez, llamado a acabar en cuestión de días con su fulgurante y atolondrada carrera política por culpa de los atajos. CC se está convirtiendo en un peligroso sumidero al que van a parar los tránsfugas, lo cual no solo podría ser castigado por el electorado, sino incluso por su propia militancia (25.000 personas, dicen que tienen afiliadas). Gómez hace lo indecible por llevar a cabo el trabajo sucio que CC no quiere hacer. Y si CC se ha dedicado los últimos años a acusar al PSOE y a sus allegados de utilizar la justicia para mortificar a sus dirigentes, es el concejal tránsfuga el que lleva a los socialistas a los tribunales, hasta el momento con un rotundo fracaso en la fase preliminar de cualquiera de las acciones que ha planteado. Y eso que es abogado, dicen que en ejercicio.
Colmillo de leche
El tránsfuga en cuestión se disponía a ser el gran protagonista de la sesión por la reprobación urbi et orbi que reclamada contra todo perro pichichi socialista considerado por él –que es un alma cándida que entró en política a regenerarla- unos corruptos irredentos que lo tienen mayormente escandalizado. Gómez presentó –y hasta defendió de aquella manera- una moción en la que pretendía que la mayoría del pleno le ayudara a reprobar al alcalde, Luis Yeray Gutiérrez; a la concejala de Cultura, Yaiza López; al presidente del Parlamento de Canarias, Gustavo Matos, y al concejal de Urbanismo, Santiago Pérez, por las obras ilegales en la casa de los tres primeros, aunque era Pérez en realidad al que le quería buscar las cosquillas el inquieto concejal. El tránsfuga se refocilaba de que Pérez no le entrara al trapo durante la moción, ignorante en aquellos momentos de euforia, de que el veterano concejal de Urbanismo se había guardado para el final y sin réplica la suya propia de él, aportando a la secretaria del pleno toda la documentación que demostraría no solo que ha actuado cumpliendo y haciendo cumplir la legalidad sobre las obras ilegales de sus compañeros de corporación, sino avisando al osado concejal Gómez del delito que pudiera o pudiese estar cometiendo (calumnia) atribuyéndole a él el de prevaricación. El concejal reprobador se engrifó, trató de revolverse contra el alcalde y contra el reglamento del pleno, gritó desaforadamente y se terminó comiendo su propia rabia. Al final solo le apoyó Coalición Canaria y el único superviviente de Ciudadanos en el consistorio. Y no toda Coalición Canaria, porque de un tiempo a esta parte el partido que lo fue todo en esa ciudad anda renqueante por el alejamiento que experimenta quien fuera en el anterior mandato nada menos que concejala de Hacienda y de Urbanismo y, en las elecciones de 2019, número dos de la lista de CC, Candelaria Díaz. Ni siquiera el PP sumó sus votos al intento de reprobación masiva. Con estos mimbres el partido de Clavijo va a intentar recuperar las instituciones en 2023.
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