La tensión se ha apoderado de las plantas más nobles de La Caja, donde sientan sus reales el presidente, el director general, los subdirectores y los servicios jurídicos de la entidad. No todos han tenido conocimiento de la operación en el momento en que ésta se abordó en La Caja, pero todos ellos saben que de esta situación van a derivarse consecuencias un tanto traumáticas, que no está el horno para bollos. De ahí que este miércoles hubiera un cambio radical en la estrategia de explicaciones a los miembros del consejo de administración, y donde decían que iba a haber reunión informal (viernes a las nueve de la mañana) se ha pasado a convocatoria en tiempo y forma del consejo de administración (viernes a la muy torera hora de las cinco de la tarde), es decir, con luz, taquígrafos, acta y dietas para los señores y señoras consejeros. Un alto responsable político con mando en la entidad se negó rotundamente a aceptar que las explicaciones se ofrecieran en un encuentro informal y reclamó consejo, donde se digan las cosas que realmente tengan valor para la posteridad, con todas sus consecuencias.