Segundo sofisma, segunda mentira envuelta como por chicuelinas, en un gesto de muñeca sobrio pero eficaz. A la pregunta de un lector, identificado como Ascanio, sobre “los casos de corrupción del PP canario (eolo, chalet, salmón, góndola, faycán, brisan...)” y su posible influencia sobre la decisión de Rajoy de hacerle ministro, Soria se despacha de la siguiente manera: “Esa es una decisión que solo corresponde a Mariano Rajoy. La cacería policial y judicial del PSOE canario en mi contra, los tribunales han demostrado que eran meras operaciones políticas. Yo confío en la justicia”. Nadie en su sano juicio puede pretender sostener sin sonrojo que casos tan escandalosos como los que están a punto de enjuiciarse en la Audiencia Provincial de Las Palmas, como Faycán o Eolo, con altos cargos del PP metiendo la mano en la lata del gofio, puedan responder a una cacería, ni del PSOE ni de cualquier otro partido político. A no ser que Soria en realidad esté pensando en que es maniobra socialista activar fiscalías anticorrupción en la costa levantina y en los dos archipiélagos, con los casos de corrupción, mayormente del PP, que todos conocemos. Por cierto, hablando de fiscalía, el caso salmón se archivó con éxito para Soria porque la Fiscalía Anticorrupción dio por prescrito el delito de cohecho impropio que pudo haber cometido en aquel famoso viaje a Noruega y a Salzburgo. Por lo tanto, no es verdad que los casos de corrupción detectados en el PP canario respondan a otra conspiración distinta al amor por el dinero y la mamandurria de ciertos altos cargos de ese partido. Más verdad va a ser que el PP, en cuanto pueda, desactivará esas malignas fiscalías anticorrupción para volver al dolce far niente.