Navarro engañó a José Miguel Pérez, a Roberto Moreno, a Juan Carlos Alemán y a Juan Fernando López Aguilar, lo cual tampoco tiene mucho mérito considerando el alto grado de ingravidez en que se mueve la dirección socialista canaria. Una vez en el machito empezó a tomarles el pelo por delante y por detrás, al tiempo que Roberto Moreno, secretario de Comunidación de la Ejecutiva Regional, no sabía dónde meterse al comprobar que Soria seguía copando más minutos en TVE que en la otra cadena pública, Televisión Canaria, en manos de los adversarios: PP y CC. Un ridículo espantoso que siempre han tratado de sobrellevar con una Coca-Cola y una sonrisa. Pero siempre en Belén con los pastores. Mientras, la señora Navarro seguía cosechando problemas de credibilidad personal y profesional dentro y fuera de la Casa.