Roque Aguayro era en 1979 un partido recién fundado, con muy buenas intenciones pero con nula experiencia política, especialmente en la gestión. Así que el partido de Antonio Morales, el actual alcalde de Agüimes, decidió poner de cabeza de lista de aquellas primeras elecciones locales a una persona ajena a la organización, pero conocedora de la administración municipal. Porque entonces ya era funcionario de San Bartolomé de Tirajana Antonio Muñiz, que aceptó el reto y concurrió a aquellas elecciones. Nadie se imaginó que saldría alcalde por mayoría absoluta, y mucho menos que empezaría a disparatar desde el primer día. Sus compañeros no sabían qué hacer porque pronto descubrieron que habían puesto de número uno a un auténtico impresentable al que se tuvieron que comer durante cuatro años enteritos.