Malos momentos (de nuevo) para Willy García, el director general de Radiotelevisión Canaria, cuyas barbas ponen todos en remojo menos el dueño de la palangana. Y de las tijeras. Por primera vez en la larga y accidentada historia de ese organismo público, las cuentas del ente y sus empresas quedaron sin aprobar al no conseguirse los votos necesarios en el consejo de administración, reunido la tarde noche del jueves. La abstención de uno de los consejeros en representación de Coalición Canaria, Honorio García, provocó esa enojosa situación, derivada de la información que adelantara en primicia en su día este periódico: la Audiencia de Cuentas pone serios reparos a los contratos celebrados entre RTVC y diversos proveedores. Honorio García dijo que hasta que el borrador del órgano fiscalizador no se convierta en informe definitivo y bendiga las cuentas de la casa, con su voto que no cuenten. Votaron a favor el director general, Willy García; el alcalde de Puerto de la Cruz, Marcos Brito, que había delegado su voto en el anterior, y el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, apoyo insuficiente ante los votos desfavorables de los dos consejeros del PP y el de Miguel Guerra García de Celis (NC), que actúa de presidente de turno. La llave para desbloquear esta situación hacia el lado de la aprobación o del rechazo la tiene la Audiencia de Cuentas, cuyo presidente ya ha informado al presidente del consejo y a los grupos parlamentarios que todavía no está listo el informe definitivo, producto del provisional que en su día dio a conocer este periódico, rebajado tras las abundantes y complejas alegaciones que remitió el ente público al organismo fiscalizador. Nadie pone fecha a la finalización del informe porque todo está pendiente de un dictamen jurídico que convierta las conclusiones en inapelables, lo que debe haber obligado a los auditores a hilar muy fino. Consta que han revisado contrato por contrato, cláusula por cláusula, y consta que hay algunos que no pasan el filtro más generoso.