Si lo observan con detenimiento, estamos ante una nueva constatación de cómo mima y potencia la derecha a los periodistas y a los medios de comunicación afines. Se trata de tener voceros que no tengan escrúpulos a la hora de cantar las excelencias del cargo público en cuestión o de contar una mentira sobre los desafectos, o de ejecutar asesinatos cívicos decretados por la autoridad competente, la que compra al vocero. El periódico El Mundo, una vez más, aparece en el epicentro del negocio del presunto periodista Antonio Alemany, un negocio compartido si se tiene en cuenta que el ex ministro y ex presidente Matas era uno de los beneficiarios de la línea editorial del periódico de Pedro J. Ramírez, al que trató de legalizarle sin éxito una piscina levantada sobre una zona de protección costera. Un periódico que estos días ha vuelto a ejercer de lanzallamas de las insidias de José Manuel Soria contra un sector de la Justicia en Canarias al que el ministro se la tiene jurada por las andanzas corruptas del PP isleño. Es el mismo papel que a lo largo de estos últimos años ha desempeñado el Grupo Intereconomía, que también recibió dinero público de instituciones canarias controladas por el líder conservador para vomitivos reportajes que alentaran la majadería de la conspiración. Por cierto, ¿qué fue de aquellos periodistas “rabiosamente independientes”, como Alemany, que un día se prestaron a montar un periódico digital con dinero del Cabildo de Gran Canaria y dentro de sus dependencias para atacar a los anunciantes y a los accionistas de CANARIAS AHORA?