La reunión de este miércoles de los asociados a Aevic tiene mucha miga. Ya saben que en esa asociación se sientan los que potenciaron y ensoleraron a Suárez Gil hasta el punto de colocarlo en la Cámara y de tesorero en la Confederación de Empresarios (¡ñió, como suena!), puesto este último del que le acaban de descabalgar para mejor proveer. En Aevic los hay detractores al máximo, pero también defensores de los que dicen que “si no existiera, habría que inventarlo” (Bouzón). Los años de acumulación de poder plateado deben haber dado para mucho, lo que parece ser la explicación más razonable para que el hombre siga flotando en medio de tanta adversidad. Tiene poca capacidad de maniobra, por lo que nos cuentan, exactamente la que le proporcionará la información que maneja y que, como toda información, cual yogur, tiene fecha de caducidad. Y si alguno de los padrinos lo admira tanto, que lo fiche para su empresa y se ponga rico con él. Le recomendamos un buen restaurante en Bandama para cerrar la operación, que hay que repartir vidilla.