Que no, que el PSOE no es el culpable de lo que este viernes acordó el Consejo de Ministros, que solo necesita para convalidar sus medidas los votos de los diputados del PP en el Congreso. Respaldo al que se suma un partido al que nadie suele pedirle cuentas, como CiU, que ha aplicado en Cataluña los recortes más dramáticos vistos hasta ahora en las autonomías. El PSOE debería ejercer una oposición más dura, totalmente de acuerdo, y Rubalcaba debió dibujarla de manera clara el miércoles antes de ofrecerse a un necesario diálogo para el Gobierno para frenar las agresiones que nos llegan de afuera. Pero resulta absolutamente grotesco que la noticia sea que los recortes del Gobierno español se traduzcan en protestas ante la sede del principal partido de la oposición. La prensa extranjera se va a descangallar de la risa este sábado, y no se reirá de los socialistas, sino de los españoles y de nuestras pintorescas lecturas de lo que está pasando.