“Decisiones arriesgadas, pero meditadas y necesarias”. Así titula el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria su segundo artículo de opinión -publicado este domingo por una parte de la prensa local- desde que accedió al trono de la sexta planta que en realidad iba a ser la primera pero que acabará en Santa Ana. En fin. Las decisiones arriesgadas corresponden a sus dos últimas contrataciones, la del gerente de Guaguas Municipales, Miguel Ángel Rodríguez, y la de la gerente del Servicio Municipal de Limpieza, Cristina Reyes, cuñada de la mismísima primera autoridad municipal de la ciudad. Sobre la contratación de Rodríguez, uno de los profesionales que más sabe de transporte público en España, poco hay que discutir: Cardona justifica su sueldo de algo más de 90.000 euros al año en base a la necesidad de traerse a un experto del sector privado, donde el nuevo responsable de Guaguas ganaba incluso más (era el director general adjunto de Global), y a la espera de resultados nos quedamos. Pero la cosa se nos hace mucho más complicada en la segunda de sus decisiones, o mejor, en la segunda de sus explicaciones, la de la contratación de Cristina Reyes en función de su cualificación: “Desde 1995, además de su formación profesional, Cristina Reyes acumula una experiencia en la gestión pública y privada que la convierten en una de las mejores gestoras que conozco”, sostiene Cardona. Pues debe conocer poco el señor alcalde. Y nos explicamos.