Desconocemos por completo el lugar de nacimiento del juez titular de Primera Instancia 4 de Santa Cruz de Tenerife, encargado de resolver esta demanda de El Día contra el Parlamento de Canarias. No sabemos si es natural de la isla o si procede de cualquier otra del Archipiélago o de algún otro punto de la geografía patria. De ser de procedencia peninsular le auguramos un frenético aprendizaje de la idiosincrasia canaria, tal y como la describe don Pepito en su demanda. Porque, a su juicio, la palabra “godo” está tan extendida en Canarias que si se le atribuyen connotaciones xenófobas “habría que predicar éstas de multitud de canarios”. Sólo que esa multitud no difunde ese insulto a través de un medio de comunicación que este mismo viernes presumía de tener más de 200.000 lectores diarios en su edición de papel. Pero mucho más aprenderá el juez del pleito insular, que el demandante se despacha con teorías tan sugerentes como la de “las tres mentiras”: “La perpetuación del Gran, el orden alfabético para que Tenerife ocupe el último lugar y la modificación del escudo oficial para igualar o que es distinto por naturaleza”. No está loco, como dicen algunos, es un fiera del marketing, como sostenemos aquí.