Y en Jinámar, además de la humareda que cae sobre los vecinos, de vez en cuando se ve algún burro surcar los cielos. En dirección a Telde y en dirección a Las Palmas, no se vayan a creer. Para salvar a Soria y a Van de Walle o el pescuezo político de Fernando González, de camino en remojo. Cercado a este último estuvo una vez Ruperto Matas, que llegó a gobernarse solo y, consciente de que la razón le asistía a él y a nadie más, hasta se personificó en la Fiscalía y presentó su correspondiente denuncia con el muy loable objetivo de que alguien la hiciera llegar al Fiscal Anticorrupción. Esa denuncia, por cierto, afecta a Soria también porque en ella se le acusa de malversación de caudales públicos por haber concedido más aprovechamientos urbanísticos de los recogidos en la famosa acta de protocolización formalizada ante notario por el funcionario Díaz Castro. De esa denuncia no hay rastro, que sepamos, lo cual nos lleva nuevamente a la teoría número dos: otro burro volando.