Ya empezamos a miccionar por fuera del tiesto, y no era eso lo que esperábamos de Juan José Cardona, que representa una nueva manera de conducirse el PP canario alejada de las ordinarieces de algunas y la altanería de otros. Sus afirmaciones acerca de una sorprendente y preocupante “deuda oculta” que supuestamente descubrió este lunes nada más tomar posesión como alcalde de Las Palmas de Gran Canaria es un mal comienzo. Porque se trata de una falsedad del tamaño del hotel Metropole, y lo peor es que él lo sabe. Como lo saben desde el pasado mes de abril al menos dos de sus más dilectos concejales, el de Turismo, Pablo Barbero, y la de Cultura, María Isabel García Bolta. Ambos forman parte del consejo de administración de la Sociedad de Promoción de Las Palmas de Gran Canaria, donde se existen esos compromisos de pago (que no deuda ni déficit) por importe de 900.000 euros, correspondientes a diversas acciones promocionales y culturales, como los conciertos de Sting, Maná y Juan Luis Guerra; varios actos relacionados con la capitalidad europea de la Cultura 2016; el remate de la escultura del Tritón, a la entrada de la ciudad por el Sur; una colaboración con los Amigos Canarios de la Ópera, la actividad del cine al aire libre y las ayudas a equipos deportivos de élite. Desde abril Barbero y García Bolta conocen a la perfección tales partidas, y desde mayo saben que el equipo de Saavedra las dejó en sus manos para que decidieran. No hay deuda oculta, pero sí un puntito de revancha que deben hacérselo ver.