Dimisiones con sordina en el PP tinerfeño

Las fisuras dentro del PP están prohibidas. No está en los estatutos, qué va, pero la inmensa mayoría de los militantes y dirigentes del partido en Canarias (y seguramente será igual en las demás autonomías) hace tiempo que hicieron suya aquella famosa frase de Alfonso Guerra que decía que “el que se mueve, no sale en la foto”. José Manuel Soria ha logrado imponer una férrea disciplina que ha tenido en unos cuantos ostracismos la medida que se aplica a aquel o aquella que tiene la menor intención de discrepar. Miren los ejemplos de Javier Sánchez-Simón, marchado voluntariamente a las filas de UPyD, o de Ángel Llanos o Paulino Montesdeoca, agazapados dentro de la organización esperando tiempos más saludables. Pero las fisuras existen. Fíjense, si no, en lo que ocurre en estos momentos en el Cabildo de Tenerife, donde tres consejeras del PP han presentado su dimisión con éxito nulo porque, sencillamente, el partido les ha prohibido dimitir. Al menos de momento. Belén Balfagón, Pilar Merino y Ofelia Reyes hace ya un tiempo que comunicaron a la dirección que se marchaban, que así no pueden seguir, que no soportan el intervencionismo y el personalismo del portavoz insular, Antonio Alarcó, que ni siquiera les permite tomar iniciativas en la Corporación. Y no hablamos de militantes con carreras insignificantes. De entre estas tres consejeras destaca Pilar Merino, que fuera subdelegada del Gobierno y consejera de Agricultura en el Gobierno, una influyente dirigente del entorno más allegado a Soria, que se planta ante uno de los que hasta ahora viene siendo un valor indiscutible de la actual dirección regional.

Antona y Domínguez ponen sordina

A Pilar Merino, Belén Balfagón y Ofelia Reyes les han pedido paciencia y lealtad. Que aplacen sus protestas al menos a después de las elecciones europeas del próximo domingo, que el PP no se puede permitir en ninguna parte una sola salida de tono más, que ya Cañete se encarga de todo. Asier Antona, secretario general regional, y Manuel Domínguez, presidente insular del PP tinerfeño, se encargan personalmente de aplicar sordina y paños calientes a una situación que ambos saben insostenible. Alarcó empieza a ser un problema. O mejor dicho, sigue siendo un problema. Porque ya en el pasado generó tiranteces con otros destacados dirigentes, como el defenestrado Félix Sierra, y hace tiempo que mantiene una guerra nada soterrada con Cristina Tavío, la histórica lideresa local, ahora casi recluida a la portavocía en el Ayuntamiento de Santa Cruz. Sólo le soporta en el grupo del Cabildo el incombustible Pedro Suárez, seguramente convencido de que quien resiste, gana. O algo así. La actual dirigencia pepera en Tenerife espera que amaine la tormenta con la muy indisimulada intención de recluir a Alarcó en el Senado y colocar en el Cabildo a otra persona que imprima un poco más de dinamismo y concordia. De entrada ya ha manifestado su deseo de regresar a la política isleña el diputado nacional Pablo Matos, que no haría ascos a ser el candidato al Cabildo en las próximas locales.

Otro candidato a la carrera por el TSJC

Los adelantaban este fin de semana nuestros compañeros de La Gomera Ahora: a la lista de candidatos posibles a presidir el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) se ha sumado el magistrado José María Fragoso, actualmente destinado en la Audiencia Provincial de Sevilla. Fragoso deberá competir, de momento y que esté formalmente divulgado, con el oficialista Antonio Doreste (Sala de lo Social en Tenerife), apoyado por el presidente de la Audiencia Nacional y antecesor en el cargo; el progresista Ignacio Duce (Sala Social en Las Palmas), propuesto por Jueces para la Democracia; el conservador Salvador Alba (Sección VI de la Audiencia Provincial de Las Palmas), apadrinado por José Manuel Soria, y César García-Otero (presidente de la Sala de lo Contencioso de Canarias), pendiente de ver cómo se desenvuelven sus compañeros para decidirse. Fragoso es gomero y quiere regresar a las Islas. Acumula una dilatada experiencia de treinta años en la judicatura, algunos de los cuales los pasó en la Audiencia Provincial de Guipúzcoa en los tiempos –no tan lejanos- en los que ejercer esa profesión en Euskadi era alto riesgo. Ahora está en Sevilla, donde ha firmado sentencias tan llamativas como aquella en la que condenó al Banco Popular a devolver a un cliente más de 10.000 euros por comisiones abusivas cobradas sin la prestación de un servicio. O aquella otra en la que rebajó de 1.000 a 300 euros una indemnización a un ciudadano que se tropezó con un ratón muerto dentro de una lata de frutos secos que ya había empezado a consumir. Dijo en su resolución el magistrado Fragoso que “si bien es cierto que encontrarse el ratón muerto en la lata produce necesariamente un susto y una clara zozobra”, 1.000 euros es mucho pedir por daños morales causados “en una persona normalmente sana y sin problemas psicológicos”.

“Nadie está hablando de sacar petróleo”

Nueva entrevista en un medio de circulación nacional a José Manuel Soria, ministro de Industria, Energía y Turismo, lo que confirma que el hombre anda en campaña de autoafirmación personal que mitigue en lo posible los numerosos frentes que tiene abiertos por tierra mar y aire con los sectores energéticos, tanto los fósiles como los renovables, a excepción comprobada de la multinacional Repsol. La publicó, la entrevista, este domingo El País, y como es norma en el entrevistado, aparece plagada de medias verdades y alguna que otra trola, lo que sin pretenderlo camufla cualquier verdad que seguramente haya dicho. Generalidades aparte, nos hemos fijado en la última pregunta, o mejor dicho, en su última respuesta, referida a las prospecciones en Canarias. La pregunta fue tibia: “También hay polémica por las prospecciones petrolíferas en Canarias”, lo que puso a huevo al señor ministro para producir la respuesta que más le convenía. “Hay falta de información o desinformación. Nadie está hablando de sacar petróleo”. ¡Coño! ¡Espera! “Porque no sabemos si hay”, ah. “Sólo hay un permiso de investigación en 2012 pero eso no significa que pueda ir y pinchar”. A ver, Manolo, ¿qué fue de aquellos millones de barriles que nos iban a ahorrar el 10% de las compras de hidrocarburos? ¿Cómo que no estamos hablando de sacar petróleo? ¿Seguro que Repsol no puede “ir y pinchar”? El señor ministro lo condiciona todo a que el Ministerio de Agricultura decida sobre la Declaración de Impacto Ambiental, en lo que todo el mundo parece estar de acuerdo. Lo que resulta sorprendente a estas alturas, cuando todo el mundo da por seguro que habrá trapisonda para dar luz verde al impacto ambiental, es que Soria salga con estas astutos condicionales. Y los remató de manera más llamativa: “Y si resulta que hay petróleo, tendrán que abrir otro procedimiento mucho más estricto. Pero pasarán 4 o 5 años antes de que se extrajera”. Ay, qué estará pasando.